Page 248 - Confesiones de un ganster economico
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                        tiempo, derrumbar el sistema que la corporatocracia había edificado con tanto
                        esfuerzo. O mejor dicho, podría evidenciarse como el factor capaz de provocar la
                        autodestrucción del primer imperio auténticamente mundial que ha conocido la
                        historia.
                           En último análisis, el imperio global depende, en gran medida, de que el dólar siga
                        funcionado como la moneda de referencia mundial. Y el derecho de imprimir dólares
                        es una exclusiva de la Moneda estadounidense. Es así como hacemos préstamos a
                        países como Ecuador, en la plena conciencia de que no van a poder devolverlos
                        jamás. De hecho, no deseamos que hagan honor a ese compromiso, porque es la deuda
                        lo que nos asegura nuestra influencia, nuestra libra de carne. En condiciones
                        normales, con el tiempo correríamos el riesgo de vaciar nuestro propio erario; al fin y
                        al cabo, ningún acreedor puede mantener un número ilimitado de morosos. Pero las
                        nuestras no son unas circunstancias normales. Estados Unidos imprime billetes que no
                        están respaldados por ningunas reservas de oro. O para ser más exactos, no están
                        respaldados por nada, salvo la confianza generalizada a nivel mundial en la capacidad
                        de nuestra economía y en que sabremos mantener el buen orden de las fuerzas y los
                        recursos del imperio creado por nosotros para sustentarnos.
                           La capacidad para imprimir billetes nos confiere un poder inmenso. Significa, entre
                        otras cosas, que podemos seguir concediendo empréstitos que no se devolverán
                        nunca... y que nosotros mismos también podemos acumular un gran endeudamiento.
                        A comienzos de 2003, la deuda nacional estadounidense sobrepasaba la estremecedora
                        cifra de 6 billones de dólares y amenazaba con alcanzar los 7 billones antes de que
                        acabase el mismo año: una deuda de 24.000 dólares por ciudadano estadounidense,
                        poco más o menos. Muchos de los acreedores son países asiáticos, en especial Japón y
                        China, que compran títulos del Tesoro estadounidense (pagarés del Tesoro
                        principalmente) con el producto de sus ventas de artículos de consumo —aparatos
                        electrónicos, ordenadores, automóviles, electrodomésticos y prendas de vestir, sobre
                        todo — a Estados Unidos y en el mercado mundial. 1
                           Mientras el mundo siga aceptando el dólar como divisa de referencia, ese
                        endeudamiento excesivo no será un gran obstáculo para la corporatocracia. Pero si el
                        dólar fuese reemplazado por otra moneda, y si algunos de los países acreedores, Japón
                        o China por ejemplo, decidiesen reclamar, el cambio de la situación sería drástico, y
                        Estados Unidos se hallaría de pronto en una situación bastante precaria.
                           Ahora bien, la existencia de semejante moneda ha dejado de ser





























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