Page 226 - La importancia de las plantas medicinales
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Contribuciones de la biodiversidad
al bienestar humano y la autonomía
muerte
En el pensamiento upichía (matapí) se considera que existe un solo
momento para morir, in- dicado por los karipulakena o creadores; no obstante,
la muerte o taja kaje o kapi chakajo puede anticiparse por enfermedades
graves, accidentes u homicidios, casos en los que el pijá jimi o alma terrenal va a
los tres primeros escalones de la pirámide de las almas, desde donde retorna a la
tierra hasta completar su ciclo de vida, cuando cumple este tiempo va
directamente al cuarto nivel. La pirámide de las almas es un lugar que tiene
nueve escalas o pisos, tres niveles al comienzo de los que aún las personas
pueden regresar, para luego sin posibilidad de retorno, seguir ascendiendo por
cinco escalas de kajuá kaji o purificación, hasta llegar a la última, lugar en el
espacio donde se radica. Los tres primeros escalones son pasos iniciales, la
persona puede volver incluso hasta dos días después de estar allí o ser
recuperado rápidamente por el lawichu´ra´aru o médico ancestral. En cada
escalón existen dueños con funciones específicas, en el primer piso hay uno que
revisa la persona, el del segundo la hala, el del tercero la empuja al cuarto piso
y desde allí, es despojada el alma del cuerpo; en el quinto piso realizan kajuá
kaji o purificaciones con llamas que arden y que se extinguen mientras se
asciende al sexto nivel, para en el séptimo solo flamear y luego desaparecer
cuando se purifica totalmente la persona. De esta forma, el símbolo de la ceniza
es el paso al mundo invisible, que se dispersa en el aire; una vez sucede la
purificación se entra a un sitio asignado desde el nacimiento, con esto ya se
pertenece al mundo de los muertos, que es un lugar en el espacio diferente al
lugar de donde se vino, pues “para atrás ya no se echa”. Cuando una persona
muere el lawichu´ra´aru recupera todas las curaciones que fueron realizadas en
vida, a través de conjuraciones el médico ancestral reintegra estas energías y
evita que estas vayan con el muerto. El lawichu´ra´aru recobra los ruidos, los