Page 48 - Manual ofimática nivel I
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He aquí algunas reglas útiles para evitar un lenguaje que pueda ser
ofensivo:
• Cuidar el tratamiento con los apellidos. Si presenta al “señor
Fernández”, a su interlocutora debe presentarla como la “señora
Romero”, no como “María”. Y si presenta o se dirige a la mujer por
su nombre de pila, haga lo mismo con el hombre.
• Si en la casa hay personas con título, presentarlas sencillamente
como: “Un amigo, el ingeniero Chávez”, “Mi médico, el doctor
Saporta”, “Mi abogada, la señora Pereda”.
• Casi es innecesario decir hasta qué punto es lenguaje débil llamar
a una mujer chica, reina, chata, guapa.
• Llamar a las personas por el nombre con que ellas mismas se han
presentado.
• No introducir por su cuenta diminutivos ni apodos coloquiales. No
llame Pedrito a Pedro, ni Pepa a Josefa.
¿CÓMO ESCUCHO?
Cabe preguntarse, en términos generales, hasta qué punto
escuchamos mal. La investigación demuestra que:
• Sólo usamos aproximadamente un cuarto de nuestra capacidad de
escucha.
• Sólo usamos un décimo de nuestro potencial de memoria.
• En el término de ocho horas nos olvidamos de la mitad de lo que
hemos oído.
• Finalmente, olvidamos el noventa y cinco por ciento de lo que
hemos oído, a menos que algo nos lo recuerde después.
• Lo poco que recordamos, lo deformamos.
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