Page 40 - Libro para Angi
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SAL TO DE AMOR POFI LA VIDA
Cuando por fin pude irme a casa despues de tres afios de hospi-
talizaci6n, llegue muy enojada. Sf, habfa logrado salir del hospital. pero
no como me habfa visualizado: caminando. Paco y Mariela estaban
felices de mi regreso, Paco me saltaba encima, Mariela se vefa contenta
como pocas veces. Pero yo no. Sentfa haber fracasado y ahora tenfa que
enfrentar la mas dura de mis realidades: nunca mas volverfa a caminar.
Mi esfuerzo diario de tres afios, mi trabajo para recuperar el movimien-
to, mi esperanza de vo!ver a ser una persona "normal", llegaba a su
termino al estar en mi casa nuevamente.
Al poco tiempo de mi regreso, Serafin se fue definitivamente de
la casa y Mariela y Paco se dedicaron a cuidarme. A Paco le tocaba
voltearme en la cama. Como todavfa era pequefio, tenfa que tomar vuelo.
y correr para tener el suficiente impulso y empujarme. Como resultado
del esfuerzo constante le sali6 una hernia. Mariela me aseaba y ayudaba
a ir al bafio. Tambien acab6 por lastimarse la espalda.
Los papeles se cambiaron: ellos ahora eran la mama, y yo la hija.
Tuvieron que madurar muy rapido. En muy poco tiempo ademas de
cuidar de su madre, la vida los enfrent6 a valerse por sf mismos. Eso me
impuls6 a tratar de salir, de luchar, pues vefa c6mo les tomaban el pelo
al hacer actividades propias de un adulto.
Quizas doy la impresi6n, en lo que has ta ahora he contado, que me
dedique a luchar incansablemente, y aunque es una de mis mejores cua-
lidades, en esa epoca tambien salieron de mf los peores demonios. Ten fa
un coraje espantoso y lo desquitaba con mis hijos. Los llamaba inti tiles,
idiotas, les exigfa cosas absurdas, los empujaba, los maltrataba, les
gritaba. No dejaba a Mariela salir a fiestas. "Ni modo, te toc6 que tu ma-
ma estuviera asf. Te aguantas y novas". "Cuando les diga que vengan,
vienen de inmediato", les gritaba asustandolos. Los corrfa de mi cuarto:
"Tengo suefio, me quiero dormir asf que se salen ya. Y cuidado si abren
la puerta. Pobre del que abra la puerta, va aver c6mo le va". "Idiota, me
vas a lastimar, eres una inutil". "No me contestes, haces lo que te digo
y te aguantas". "Levanta la cara, por eso haces todo mal, porque no
volteas aver" ... Estos eran algunos de los maltratos que cotidianamente
soportaban. La verdad de fondo era que yo no los querfa cerca. Tenfa
tanto coraje que no los resistfa a mi lado. Ya sola, por las noches, me
arrepentfa y lloraba, pero al dfa siguiente volvfa a hacer lo mismo.
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