Page 60 - Catalogo_Arte para Bogotá

Música ancestral africana
“Los tambores de
Mamour Ba toman el
escenario, la agilidad
de sus manos provocan
sonidos virtuosos, el
público puede sentir la
vibración del tambor.”
Esta experiencia se remonta a la muy antigua voz del
sacerdote, quien celebraba un hecho o evento a través
del ritmo, como lo eran las historias de los héroes
mitológicos, y así narraba y actualizaba la historia
de su pueblo, reintegrándola a las profundidades
divinas del mito. Aquel día cantamos con nuestro
artista que somos agua y revivimos de esa manera
las narrativas que sirven de enseñanza y propician el
equilibrio común. En África, estos performances eran
representados con el uso de máscaras de animales
o de los sabios antiguos, y por medio de ellas era
posible asistir al despliegue de las estructuras sociales
y de las buenas y malas pasiones. Cantando allí con
nuestro sacerdote, nos pusimos en conexión con una
61 • Revista Cultural
Imagen cortesía: Centro Cultural
puesta en escena de una negación que se erige en
contra los Grandes: el derecho contra la fuerza bruta
o, si se quiere, la afirmación del orden universal, el
de los Ancestros y de los Orishas que nos explica
Senghor y que cantamos con Mamour Ba.
El sentido de belleza que Senghor atribuye al arte
utilitario de las culturas negro-africanas se inscribe
en el de de la bondad y, sobre todo, en el de la
energía o el axé. Un ejemplo dado por Senghor viene
de las palabras târ y rafet, belleza y bello, que para
los wolof de Senegal se aplican preferiblemente
a los humanos. Para referirse a obras de arte, el
wolof utilizará los adjetivos dyêka, yèm, mat, cuya
traducción aproximada es “conveniente”, “a la medida
.
de”, “perfecto” Se trata de una belleza funcional. La
máscara hermosa o el poema bello son los que
producen en el público la emoción deseada: tristeza,
alegría, hilaridad, terror. Dentro de este espíritu, el
poema será definido entonces como “un conjunto
de palabras agradables al oído” (Senghor 218), y la
música experimentada será aquella que nos provoca
con el ritmo la conmoción, la alegría.
Mamour Ba
Agosto 18 de 2011
Auditorio Mario Laserna
¿Qué es este ritmo-vida? Senghor también nos
cuenta que el concepto de arte negro-africano parte
de la idea del arte “como explicación y conocimiento
del mundo”, es decir como participación sensible en la
realidad que sostiene al universo, en la suprarrealidad
o, más exactamente, “en las fuerzas vitales que
animan al universo” (218). El africano se complace
al reconocer el mundo vitalmente por medio de
la imagen y el ritmo, cuyos hilos de los sentidos
conducen “al corazón y al vientre, a la raíz misma de
la vida” (218). Senghor propone:
Es la arquitectura del ser, el dinamismo interno que le
da forma, el sistema de ondas que emite en dirección
a los Otros, la expresión pura de la fuerza vital. El ritmo
es el impacto vibratorio. La fuerza que, a través de los
sentidos, nos integra en la raíz del ser. Se expresa a
través de los medios más materiales, más sensuales:
en arquitectura, escultura, pintura, con ayuda de las
líneas, superficies, colores y volúmenes; en poesía,
música, por medio de los acentos; y en la danza, por
medio de los movimientos. Pero, al hacerlo ordena, al
mismo tiempo, la totalidad de la luz del Espíritu. En
el negro-africano, el ritmo ilumina el Espíritu sólo en
la medida que encarna en la sensualidad. La danza
africana rechaza el contacto de los cuerpos. Pero
observamos a los bailarines. Cuando sus miembros
inferiores se hallan agitados por los trémolos más
sensuales, sus cabezas permanecen inmersas en
la belleza serena de las máscaras, de los Muertos.
(221)
Así, iluminados, hechos con y en un agua primordial,
creados como todos los seres, conectados con el
antes y con el futuro, renaciendo en cada momento
de música, de ritmo, sintiendo adentro el tam-tam,
cantamos todos juntos con el sacerdote del axé
Mamour Ba en aquel jueves 18 de agosto de 2011.
Imágenes cortesía: Centro Cultural
Revista Cultural • 62