Page 16 - Comparto 'Vida de San Agustín' con usted
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obtenía el primer lugar. Pero tenía un defecto, no le gustaba el

                  griego.  Para  él,  era  un  tormento  el  solo  pronunciarlo;  no  lo


                  consideraba  necesario.  Sin  embargo,  le  apasionaba  la

                  literatura. Virgilio lo hacía vibrar. Soñaba en secreto llegar a ser


                  como aquellos hombres de gran valor en la historia romana. Le

                  fascinaban las tragedias y todo lo que elevaba su corazón más


                  allá de la realidad.

                  Mónica y Patricio, por un lado, admiraban su inteligencia y, por

                  otro, sufrían por sus insolencias. Era un niño tan inquieto, que


                  un día por pura maldad, con sus amigos entró a la finca de un

                  anciano; quien, para poder comer, cultivaba peras. Agustín con


                  sus  amigos,  sin  tener  en  cuenta  el  sacrificio  del  anciano,

                  cogieron  cuantas  quisieron;  no  para  comérselas,  porque  no


                  tenían necesidad de ellas, sino por pura maldad.




                  Les agradaba hacer el daño solo por diversión. Se burlaban del

                  viejo que no podía correr. La prótesis que tenía en sus piernas


                  a penas le servía para moverse de un lugar a otro.



                  También  era  experto  en  hacerle  trampas  a  sus  amigos


                  mientras  jugaban;  él  buscaba  la  manera  de  ganar  y,  no  le

                  costaba, porque en asuntos de mañas había aprendido mucho


                  de  su  papá.  Se  hizo  experto  mirando  cómo  en  las  cantinas






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