Page 17 - Comparto 'Vida de San Agustín' con usted
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todos  buscaban  ganar  echando  mano  de  cuantos  trucos  se

                  podía. Eso sí, si descubría a los demás haciendo las trampas


                  que él hacía, se enojaba, a tal punto que terminaba peleando;

                  pero  si  lo  descubrían  a  él,  guardaba  silencio  y  disimulado


                  desviaba  la  atención  del  pleito.  Eran  muy  naturales  estos

                  comportamientos.  Llevaba  en  sus  genes  una  personalidad


                  fogosa y apasionada. Su sangre era pura, de las razas nativas

                  de África del norte. Personas con gran pasión en su alma.




                  Esa pasión se notó cuando se graduó de abogado; su fama se

                  extendía por muchos lugares: en África del norte y por donde


                  se  extendía  el  imperio  romano.  Nunca  decepcionó  a  sus

                  clientes; así fueran culpables o inocentes, los absolvía o los


                  condenaba. Con su ingenio en la retórica y su influencia con

                  las  amistades,  él  determinaba  en  los  juicios  la  verdad  o  la


                  mentira.  La  ausencia  de  la  única  Verdad  desataba  en  su

                  interior una guerra civil.




                  Su crecimiento fue en un abrir y cerrar de ojos. Hacía unos

                  años estaba luchando por salir a este mundo y, de repente, ya


                  era  un  adolescente.  Un  día  al  sorprenderlo  su  padre,  en  el

                  baño,  se  llenó  de  alegría  porque,  “pronto”,  –decía  en  el


                  pensamiento aquel padre– “pronto veré los nietos.”.






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