Page 71 - Biografía de un par de espectros: Una novela fantasma
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el cuarto de Daniel. No creí prudente despertarlo. Ya habría tiempo para platicar
con él.
Yo había dormido muy bien (tan bien que no me percaté hasta muy tarde de la
presencia de Florencia y Juanita en el tendedero). No tenía nada que hacer, así
que decidí aprovechar el tiempo y me puse a pensar (costumbre muy sana, por
cierto). Y allí, recostado debajo de la cuna de Daniel, empezaron a llegarme las
ideas.
Quizá un libro titulado La flecha certera de Cupido o cómo conseguir pareja en
treinta días podía ayudar a encontrarme con el amor de mi vida. Quizá en
realidad yo era muy parecido a una toalla sucia. Quizá eran verdaderas las
palabras de Picasso (el verdadero Pablo, pintor español que nada tiene que ver
con ese tal Fermín, plomero de oficio e hijo de un pintor de brocha gorda). Quizá
podía haber arte en algún sitio oculto de un tornillo de dos y media pulgadas.
Quizá también en los asuntos de la fantasmagoría lo primero era la reflexión.
Quizá todo se lo había inventado la sin quehacer de Luisa.
Había que despejar muchas dudas.