Page 75 - Biografía de un par de espectros: Una novela fantasma
P. 75
—No sé, algo… ¿No me veo muy rojo? —preguntó Javier preocupado.
No pude aguantar la curiosidad y asomé un ojo por debajo de la cuna: Javier se
veía exactamente del mismo color que la noche anterior, un inconfundible color
carne que no dejaba lugar a ninguna duda.
—No, te ves normal —contestó Luisa.
—Pues yo me siento muy rojo. ¿Y sabes qué es lo peor?
—¿Qué?
—Que por un lado quiero dejar a Francisco en la cuna por temor de que mi mal
sea contagioso, y por el otro quiero aprovechar los que quizá sean mis últimos
momentos junto a él.
—No seas exagerado, no te preocupes, es la hipocondría.
—No, Luisa. Yo tengo algo. Esta rojura no es normal. Hay un claro repunte en
los bonos de mi enfermedad.
—Cálmate —dijo Luisa en un tono muy amoroso—, te voy a hacer un té.
Javier depositó tiernamente a nuestro Daniel, a su Francisco, en la cuna. Le dio
un beso cargado de sentimiento y salió de la recámara junto con su esposa.