Page 79 - Biografía de un par de espectros: Una novela fantasma
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—Quién sabe.


               —Cómo cree.


               —Es la estrella principal. De hecho este circo se llama Geraldo & Ghost Circus.


               —Pero en esa manta dice Circo de los Hermanos Malpica —protesté.


               —El dueño le cambia el nombre por una cuestión fiscal —me indicó un payaso
               que tenía mucho interés en que yo entrara a la función—; ahora compre su
               boleto porque ya es hora de comenzar. Son veinte rupias.


               Veinte rupias eran un dineral, pero las pagué con tal de encontrar al dichoso
               fantasma que según la Bongolé habría de ayudarme en mi proyecto
               cinematográfico.


               La función empezó y ni rastro de Geraldo; sin embargo, como era la estrella
               principal pensé que tal vez su número sería el último.


               Primero apareció una dizque mujer barbuda que francamente me decepcionó: el
               dueño de este circo tendría que ver a mi tía Lucrecia para saber lo que es en
               realidad una barba poblada y no minucias; después vino un domador con un león
               que no era más grande que un perro chico, y todos sabemos que en este asunto si
               no hay peligro tampoco hay emoción; siguió el turno de un hombre bala que no
               pudo volar porque a la mera hora la explosión que debía lanzarlo por los aires se
               cebó.


               A decir verdad la función estaba resultando muy aburrida, a tal grado que
               comencé a dar pequeñas cabeceadas que al cabo de unos minutos se
               transformaron en un profundo sueño, interrumpido de golpe por el redoble de un
               tambor. Abrí los ojos algo asustado y mi mirada se topó con el maestro de
               ceremonias, que anunciaba emocionado:


               —¡Señoras y señores! ¡Fantasmas y personajes invitados! Llega ahora nuestro
               último acto de la noche. ¡El fabuloso, espectacular, temerario, audaz, cruel y
               tierno a la vez, memorable, codiciado por todos los circos europeos, americanos,

               chinos y japoneses…! —Y el sujeto siguió hablando y hablando, por lo que
               estuve seguro de que efectivamente se trataba de algún acto fabuloso,
               espectacular, temerario, audaz, cruel y tierno a la vez, memorable, codiciado por
               todos los circos europeos, americanos, chinos y japoneses, en el que Geraldo
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