Page 77 - Biografía de un par de espectros: Una novela fantasma
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Sal de tu escondite. Mis padres no regresan hasta pasada la medianoche, sentí
               sorprendido las palabras del pequeño.


               —¿Cómo sabías que estaba aquí? —lo interrogué. Pero el bebé, ignorando por
               completo mi pregunta, hizo un gesto que significó Me quedé preocupado, ayer te
               fuiste muy triste.


               —Abatido y algo mareado por culpa de tanta leche —lancé después un suspiro
               que quiso decir muchas cosas: tal vez fue una disculpa, tal vez pedí un poco de
               comprensión, quién sabe. El caso es que agregué con palabras tristes—:
               Recordar a Grete me pone muy mal… Perdóname.


               Daniel no dijo nada. Permaneció inmóvil pero desprendiendo una gran energía.
               Parecía una de esas estatuas de Buda que de tan vivas dan ganas de correr a
               abrazarlas. Dos diminutos dientecillos de conejo dibujaban una leve sonrisa que

               irradiaba tranquilidad.

               —Vivimos una hermosa historia de amor, pero en fin… Ya ha pasado el tiempo.


               Y aunque yo quería seguir contando mi romántica aventura, el silencio de pronto
               volvió a reinar entre nosotros.


               —Mejor me voy, no quiero aburrirte —dije después de un rato.


               Mejor cuéntame tu historia, para eso somos los amigos, tonto fantasma, expresó
               el pequeño. Entonces tomé aire (y confianza) y me solté, cual hilo de media,
               relatándole todo sobre Grete.






               Ya había caído el sol cuando arribé al poblado de K. Las calles estaban
               completamente vacías, por lo que deduje que había llegado a un pueblo
               fantasma. Resultaba lógico porque yo iba precisamente en busca de uno de ellos.
               Después de caminar unas cuantas cuadras salieron a mi encuentro dos personajes
               vestidos de trapecistas:


               —Jóvenes, muy buenas noches, ¿no sabrán ustedes en dónde puedo encontrar a
               Geraldo?
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