Page 116 - Fantasmas, espectros y otros trapos sucios
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HISTORIAS DE A PESO Y DE A TOSTÓN 2ª PARTE






               ESTA HISTORIA enterita, así como la acabas de oír se la conté a don Antulio
               Gamo, editor del periódico Vocero de Zacatecas, allá en el año del caldo, a
               finales de los años veinte, aunque él aseguraba que nada le daba miedo, vi
               claramente cuando le temblaron los bigotes al relatarle la parte cuando
               Armandito se encuentra el supuesto fantasma de su hermana.


               Vendí de inmediato la historia y se publicó a manera de folletín durante cuatro
               semanas, tuvo tanto éxito que las ventas del periódico subieron y para el otro
               mes ya estaba negociando otro relato. Fue así como me convertí oficialmente en
               vendedor de historias espectrales.


               Un año más tarde ganaba más que mi padre y claro, nunca me volvió a
               mencionar el colegio militar de Zacatecas. Le había demostrado que podía
               ganarme la vida recopilando leyendas.


               Cada centavo que ganaba lo invertía en mi propia colección de historias de
               horror, comencé a viajar para rastrear más y mejores relatos y así fue como fui
               reuniendo sucedidos y consejas de todo el país. Conocí tantos pueblos como
               cabellos tienes en la cabeza. Al principio llevaba solo un fajo de hojas y lápices,

               pero después compré una grabadora de cinta magnetofónica. Las historias las
               convertía en libros, guiones de radio, colaboraciones en periódicos, en revistas o
               conferencias.


               Vendí relatos a escritores faltos de inspiración, a periodistas ávidos de un buen
               reportaje, a revistas especializadas, a la televisión, incluso llegué a tener clientes
               tan extraños como cierta institutriz de una renombrada familia que me compró
               cuentos para asustar a los pupilos que no querían estudiar. Los niños
               exploradores también fueron buenísimos clientes, porque cuando están en sus
               fogatas siempre necesitan cuentos misteriosos. Llegué a vender historias a
               muchos abuelos, pues no hay nada más decepcionante que un abuelo sin
               historias interesantes que contar a sus nietos.


               Siempre tengo una historia a la mano, para cualquier ocasión, en uno de mis
               inventarios tengo enlistadas 70 947 historias de espantos. Divididas por tema,
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