Page 114 - Llaves a otros mundos
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«Entonces por lo menos de este lado todos están a salvo», pensó Ana. Se alejó
unos pasos para reflexionar un poco más.
«La computadora sigue en mi cuarto, así que el brujo ya debe de estar ahí.»
—¿Ana? No hay mucho tiempo… —estaba diciendo Rocco, pero ella misma lo
calló.
—Shhhh… Creo que tengo un plan. Bueno… dos. Uno especialmente para ti.
Rocco le sonrió.
—Lo que quieras, Ana.
—Necesito que me prestes una llave poderosísima.
Rocco pensó por un momento.
—Mmmmh, tengo conmigo la Mil, la 777, la Cuatro. Me esmeré mucho con
ellas.
—Tú decide.
Rocco pensó un poco y dijo:
—Convoca a todos, no me tardo.
Cinco minutos más tarde, Ana los reunió y, a gritos, para que pudieran
escucharla, explicó:
—Gracias a todos por venir. Rocco tiene razón, ¡juntos le podemos ganar al
brujo! —hubo un gran aplauso, que Ana de inmediato acalló—. Si trabajamos en
equipo, tanto mi mundo como el de ustedes estarán a salvo, se lo prometo.
Pongan atención. Primero, les voy a pedir a los señores de Desercius que nos
regalen un árbol de su jardín para la causa…
—¡No! —contestó inmediatamente el jefe de los señores de arena, pero la
mirada de reproche de millones de ojos le hizo cambiar de opinión—. Bueno…
uno, nada más —hubo también aplausos para él.
—Muchas gracias —continuó Ana—. Con ese árbol quiero que me ayuden a