Page 95 - Llaves a otros mundos
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—¿Y cómo te llamas? —Ana cambió de tema, en primera porque quizás había
ofendido al robot y en segunda porque se dio cuenta de que nunca le había
preguntado su nombre.
—Arturote —contestó él—. Recuérdelo. Si alguna vez quiere un baño,
búsquenos.
—Muchas gracias, Arturote —dijo Ana, y dio un vistazo a Múgrix por última
vez. Los robots habían develado un gran mundo lleno de obras de arte e incluso
de paredes blancas. Y lo bueno para los habitantes de Burbuplús es que apenas
era un pedazo de mundo, por lo que tardarían muchísimo tiempo en limpiar todo.
«Múgrix…», pensó Ana. Ahora el nombre sonaba inadecuado.
«Debería haber una opción en el mapa para cambiar de nombre un mundo.»
Ese solo pensamiento puso a reflexionar a Ana: si el nombre de Múgrix ya no
era correcto para ese mundo, y si la descripción que estaba en la computadora ya
no correspondía a la realidad (o mejor dicho, a ese mundo, porque Ana tenía la
mente muy abierta en cuanto a diversidad de realidades se refiere), entonces
gracias a ella habían ocurrido cambios no solo en Múgrix, sino también en
Burbuplús, como que Arturote comenzara a mejorar su dicción.
—¡Tal vez eso sea la evolución! —gritó Ana, todavía en Múgrix, aunque ningún
robot le había hecho caso, ocupados todos en la limpieza de pinturas, esculturas
y paredes altas que reflejaban la luz y que hacían de ese mundo un lugar incluso
agradable.
Ana tomó la computadora y creó una nueva entrada:
Nombre: BURBUMAX
Aquí se juntan Burbuplús y Múgrix. El mundo es muy limpio, los robots de un
mundo y la mugre de otro se ayudan. Burbumax es un mundo lleno de
esculturas, y yo creo que hay muchas cosas por descubrir.