Page 97 - Llaves a otros mundos
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El pájaro avisó a un par de amigos suyos y pronto una bandada completa de aves
estaba ya dando aviso en todos los rincones.
Ana sonrió. Había hecho de Chismala algo útil. Satisfecha por haber cumplido
con una promesa llegó a Nákar, el mundo de las sábanas y almohadas blancas,
para descansar unas cuantas horas.
Cuando despertó, junto al acostumbrado vaso de leche había una nota escrita con
letra temblorosa. Ana la leyó:
Querida Ana:
Has hecho un gran descubrimiento. Sigue así. Tengo que pedirte un favor: anota
todo lo que veas. Haz de Nákar tu base y después de descansar escribe todas tus
experiencias en el mundo que hayas visitado. Es muy importante. Gracias.
Tu amigo
Rocco
P. D. No pude esperar a que llegaras. Mi estado de salud es un poco delicado, así
que no puedo pasar mucho tiempo fuera del Llavero. Espero que me entiendas, y
eres bienvenida cuando quieras.
Ana no había vuelto a escribir nada después de Aguasfrías, por lo que se sintió
un poco irresponsable. Aunque tampoco era algo irreparable, así que encendió la
computadora y comenzó a anotar.
En los días sucesivos Ana continuó en su tarea de presentar unos mundos con
otros. Los resultados habían sido mucho mejores de lo que ella misma esperaba.
Todo quedó asentado en su bitácora.