Page 92 - Llaves a otros mundos
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encontraba. En el espacio acostumbrado escribió las palabras clave: arena negra,
lago, arbustos.
NO HAY REGISTRO.
Intentó otras palabras: oscuridad, frío, playa negra.
NO HAY REGISTRO.
—¿Y ahora qué hago? —preguntó Ana, y como respuesta se abrió una pequeña
ventana en la pantalla de la computadora.
INGRESE DATOS.
Ana comprendió lo que debía hacer. Comenzó a anotar los datos y a describir el
mundo en que se encontraba.
—Ay… —se quejó, pues con la ropa mojada y el frío aumentando no estaba
precisamente inspirada, pero sabía que era algo importante. Escribió: «En este
mundo hay un lago con arena negra. Está oscuro. Llegué por la taza del baño de
mi casa. No hay plantas ni animales ni humanos ni máquinas».
Cuando en la última opción la computadora le solicitó: INGRESE NOMBRE
DE MUNDO. Ana no lo pensó mucho y escribió: Aguasfrías.
El mapa no pidió más datos, así que Ana se levantó, tomó un montoncito de
arena negra, la metió en su mochila y decidió darse un baño en Burbuplús.
Cuando terminó el turbulento baño, Ana sacó de la reluciente mochila la arena
que había tomado en Aguasfrías.
—Gra-cias-por-su-mu-gre-vuel-va-pron-to —dijo el robot.
—Espera —le dijo Ana—, te tengo un regalo.
—In-gre-se-con-cep-to-de-re-ga-lo.
—Pues te doy algo porque sí, sin esperar nada a cambio.
—A-ler-ta-a-ler-ta-ni-vel-de-o-xi-da-ción-pe-ligro-so.
