Page 68 - El Bosque de los Personajes Olvidados
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cayeron pesadamente al suelo y chocaron entre sí. La reina, acopiando todas sus

               fuerzas, pudo caminar hasta el rey y se colocó a su lado. A pesar de hallarse
               rodeados de aquellos que decían amarlos, se sintieron más solos que nunca.

               La reina acercó sus labios al oído del rey y, con su nueva y desafinada voz, que

               al rey le costó reconocer, dijo: —Aún nos queda una esperanza: el don del hada.

               El rey, sintiendo por primera vez en el pecho algo parecido al “amor a primera
               vista”, le dijo mirándola a los ojos: —Te equivocas, Emilia, la esperanza yace

               en la luz que hay en medio de la oscuridad de tus ojos, ésa que ni siquiera el
               destino ha logrado apagar.

               Los monarcas del Reino de la Imaginación Olvidada continuaron de rodillas

               frente a su pueblo, aferrados a eso que los aproximaba a su “felices para
               siempre": una niña cuyos minúsculos dedos jugueteaban con los flecos de seda
               de su colcha.
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