Page 79 - El secreto de la nana Jacinta
P. 79
abuela solía decir para ahuyentar a los malos espíritus y atraer la protección de
los buenos. Acto seguido, tomé a Soledad de las manos y deposité en silencio
una de mis perlas mágicas.
”«Mi niña», le dije, «te doy esta perla con todo mi amor. No la pierdas jamás,
pues tiene el don de la compañía. Cada vez que te sientas triste y extrañes el
mundo al que hoy renuncias, llévala junto a tu corazón. Verás qué pronto te
invade el alivio y cómo volverás a sentirnos cerquita de ti, como siempre
estaremos».
Bernardo estaba emocionado. La nana lo sabía y continuó hablando.
—Así es, mi niño. Eso fue lo que pasó el día de ayer. Ahora, te toca a ti. Ven,
dame tus manitas, ponlas aquí, sobre la mesa. Mira lo que tengo, negrito. Toma.
La otra perla es tuya, Bernardo. Cada vez que extrañes a Soledad lleva la piedra
junto a tu corazón, verás que de inmediato sentirás la presencia y compañía de tu
hermana, ahí, cerca de ti, siempre.
”En la vida, mi niño, hay momentos difíciles en los que uno se siente solo. Pero
la soledad, Bernardo, no existe cuando llamas al amor que hay en ti. Esa es la
magia de la perla: recordarte que esa fuerza amorosa vive siempre en tu corazón
y que ella es capaz de curar cualquier cosa. Negrito, no lo olvides nunca: es el
amor que hay en ti el que te permite encontrar la compañía otra vez, aun cuando
las personas que más quieres en el mundo, de pronto parezcan estar lejos, muy
lejos. En realidad, mi niño, hay muchas formas de acompañar y de vivir la
compañía. El secreto está en no olvidarse nunca de amar.
Jacinta puso la perla mágica en las manos de su niño. Al sentirla en sus palmas,
Bernardo se estremeció.