Page 138 - Hasta el viento puede cambiar de piel
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               TENÍA TODO TAN CLARO en la cabeza que no podía creer que hubiera sido
               un sueño, pero al ver a todas las mujeres desaparecidas caminando por las calles

               del pueblo, hizo que no me importara si realmente todo había sido irreal. Y en la
               noche, abrazar a mamá fue la mejor sensación:

               —¿Qué te pasa? Parece que no me hubieras visto en días.


               Pero esa noche, un tremendo ventarrón que no dejó salir a nadie de su casa
               arrasó el pueblo. Se metió por las ventanas de todas las habitaciones y azotó
               muchas puertas. Mi piel permaneció roja toda la noche y yo tuve mucho miedo,

               temiendo que el Espíritu del Viento del Norte destruyera el pueblo en cualquier
               momento o que se llevara a otra mujer al desierto.

               Pero al día siguiente, ninguna mujer había desaparecido y el pueblo seguía ahí.

               Sin embargo me equivocaba, algo había desaparecido: el sello de las mujeres.
               Me di cuenta cuando mamá entró a mi cuarto gritando:

               —Ivón, ¿qué no oyes mis pensamientos? Te estoy hablando.


               En cuanto me quité rápido la piyama, algo cayó. Era la pulsera rosa que había
               sido de mi mamá. Ella se acercó a tomarla y me dijo sorprendida:


               —¿De dónde sacaste esto?


               —Es un recuerdo... de un sueño.


               Corrí hasta casa de Laura-Tania. Apenas si me había peinado y llevaba mal
               puesto mi suéter del uniforme. En cuanto toqué, me abrió Laura
               impresionadísima.


               —No podrás creer lo que pasó anoche mientras dormía... un viento entró al
               cuarto y...


               —Lo sé —dije, mientras veía a Tania correr hasta la puerta.
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