Page 137 - Hasta el viento puede cambiar de piel
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—Pareciera que nos hubiéramos metido en los sueños de los demás —comentó
Mario frotándose las manos entusiasmado.
Mientras ellos comenzaban a contar la aventura que yo recordaba muy bien, me
aparté un momento para ir al baño. No podía creerlo, ¿acaso lo que nos había
pasado, había sido un sueño? En eso me topé con el Bicho, que me sonrió como
hacía unos momentos y aquel día en el hospital (que ya no estaba segura que
hubiera pasado o que fuera a pasar). Pero me sorprendí hablándole como si le
hablara a aquel Justino con el que ya platicaba.
—¿Qué pasó?, ¿te expulsaron?
—Una semana. Perdóname, no sé por qué le hice caso al Alacrán.
Nos quedamos quietos, mirándonos incómodos, extrañados. Entonces le
pregunté:
—¿Por qué dijiste la verdad?
—Espero que no te burles, pero tuve un sueño muy raro. Soñé que éramos
amigos.
Una suave brisa me hizo ruborizar.