Page 54 - Un poco de dolor no daña a nadie
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—Allí estaba. Yo lo vi. Te juro que lo vi, mamá.


               Una enfermera, que se había acercado apresuradamente al escuchar el grito,
               señaló:


               —Es el niño que se aparece en este pabellón. Murió hace muchos años. Esperaba
               un riñón, pero nunca hubo un donador. Vámonos.


               La mamá volteó hacia el fondo del pasillo. Solo vio un tripié con tres bolsas y
               tres sondas que colgaban indolentes.
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