Page 164 - El disco del tiempo
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—¡No es justo! ¡No entiendo! —dijo Nuria.
—Moraleja: estudia la mayor cantidad de idiomas que puedas —rumió Marco.
El paciente Dimitri tradujo y los tres amigos encomiaron a Mijalis para que
siguiera hablando. Su gruesa voz y el fuego que despedía su mirada, la
vehemencia de sus argumentos… eran tan convincentes… por lo menos para
ellos.
—Tal vez —pensó Marco— en una universidad no le darían a este cretense ni
siquiera la oportunidad de expresar sus teorías, pero parece importarle poco.
Tiene su auditorio: nosotros, y su tribuna: su propia editorial, que además se
llama Creta.
—Y está escrito en griego por la sencilla razón de que en el siglo IV a.C. era el
idioma que se hablaba en la península griega y en esta isla. El idioma que,
transformado, evolucionado, simplificado, pero conservando en su bagaje gran
parte del antiguo brillo, se sigue hablando hoy, aquí, en esta editorial cretense en
el siglo XXI.
—Pero entonces —dijo Marco— ¿qué idioma hablaban los minoicos? Mijalis se
levantó de su asiento y dio dos rotundos puñetazos en la mesa.
—¿Y eso a quién diablos le importa en este momento? ¡Estamos hablando del
Disco de Festos!
Nuria se sobresaltó. Decididamente, Mijalis le daba miedo.
—Calma, cretense —lo apaciguó Dimitri— continúa exponiendo tu teoría.
—Está bien, pero no me vuelvan a mencionar el idioma de los minoicos,
estamos hablando del Disco de Festos. Repito: ¡estamos hablando del Disco de
Festos!, y en él, hay varias oportunidades de lectura… pero antes de brindarles
regalado el néctar de mis infatigables años de estudio les haré unas preguntas.
—¡Adelante! —animó Philippe— estoy ansioso de mostrar mis conocimientos
sobre el disco, su descubridor, los intentos de desciframiento, etcétera, etcétera.
—¡Dejémonos de tonterías! Todo eso ha encerrado el mensaje del disco bajo una
triple cerradura… les haré preguntas. ¡Vamos!, en este momento soy Sócrates y