Page 172 - El disco del tiempo
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Creta. De ahí que sea considerado, en estos momentos, el principal sospechoso.
—¿Y usted qué piensa al respecto, profesor? —preguntó Marco— Mijalis es su
amigo de muchos años, según entiendo, ¿cree que haya sido capaz de sustraer el
disco del museo?
—Mijalis es capaz de muchas cosas. Me pregunto dónde lo habrá guardado…
—¿Está usted asumiendo que su amigo lo robó? —preguntó Philippe.
—Soy amigo de mis amigos, pero soy más amigo de la verdad, como hace siglos
dijo Aristóteles, refiriéndose a Platón. Mijalis experimenta por el disco una
pasión que raya en la idolatría. Por el disco y por el anillo de Minos… Por otro
lado… es un personaje muy popular en Herakleion, pudo convencer a algunos de
los custodios del museo para poner una copia en lugar del original. La copia era
perfecta, o casi… pudo ser detectada por nuestro amigo Philippe. La última vez
que el disco fue fotografiado en directo por un investigador fue en 1994, de
modo que el robo pudo haber ocurrido en los últimos diez años, o la última
semana o el mes pasado. Y durante ese tiempo… el disco estuvo en su vitrina,
sin verdaderamente estar.
—Suena lógico —admitió Marco—, ¿cree que, en caso de ser culpable, Mijalis
confiese haber sustraído el disco?
—¡Diablo de cretense! ¡No y mil veces no! ¡Es capaz de dejarse matar por él!
—Entonces —apuntó Philippe— el director del museo se encuentra en un
aprieto. Y cuando esto trascienda, que es cuestión de horas, el gobierno de la
República Helénica…
—Tengo que convencerlo para que lo devuelva, eso hará que las autoridades
sean benignas con él. No es la primera vez que pisa la cárcel. Si se niega a
devolver el disco, pueden encerrarlo de por vida… Queridos jóvenes, cuando los
involucré en esta aventura, ignoraba que las cosas dieran este giro, nada más
lejos de mi ánimo el considerar la posibilidad de que el Disco de Festos fuera
robado. ¡Y por mi amigo! —Dimitri se quitó los lentes y se cubrió por unos
segundos el rostro con las manos—. Debo decirles algo: el ataque que sufrieron
fue cosa de Mijalis, logré convencerlo de que los dejara en paz, que su interés
por el disco era puramente académico. Realmente, él no quería hacerles daño,
sino amedrentarlos, alejarlos de su disco.