Page 175 - El disco del tiempo
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precio del disco, ya en el mercado negro, se incrementaría. Señores, caso
resuelto. ¿Qué procede ahora?, ¿regresarán a sus países o procederemos a
desenmascarar a Dimitri?
—Me cuesta trabajo creerlo —adujo Nuria—, Dimitri se ha portado siempre
como un caballero. Pienso que su interés y amor por la antigua cultura minoica
son auténticos, que quiere darlos a conocer al mundo.
—Eso también puede ser cierto —repuso Marco—, pero una cosa no niega la
otra.
—Puede querer el disco para sí mismo, con una especie de fervor religioso —
reflexionó Philippe—. Escuchen, nadie sabe para qué los minoicos hicieron el
Disco de Festos. Si era un texto, o un tablero como el del juego de la oca, o un
objeto mágico.
—¿Mágico? —Marco negó con la cabeza varias veces—, ¿qué entiendes por
mágico?
—Una puerta de comunicación entre mundos diversos —definió Nuria.
—¿Cómo? —se extrañó el muchacho.
—Como un instrumento de meditación, una especie de mandala que permita
acceder a estados alterados o diferentes de conciencia, lo que a su vez posibilite,
por ejemplo, viajes en el tiempo —abundó Philippe.
—Descarten esas patrañas de esta conversación —se enfadó Marco—, cuando se
trata de la historia, o de la arqueología, no tolero oír hablar de extraterrestres,
reencarnaciones y viajes a través del tiempo. Son charlatanerías, entretenimiento
de los ignorantes, impropio de universitarios como nosotros.
Nuria se mordió los labios. Philippe guardó silencio por unos momentos, y al fin
dijo:
—¿Y si fuera real? ¿Si el Disco de Festos fuera la puerta para transitar hacia el
pasado? ¿No es el sueño de todo historiador o arqueólogo? ¿Qué son todos los
dólares del mundo o todos los euros contra esa experiencia, sobre todo si como
Dimitri o Mijalis estás enamorado de la historia antigua de tu país? ¿Qué son los
profesores universitarios y los libros apolillados frente a un testigo presencial de