Page 53 - Diario de guerra del coronel Mejía
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sus ojos?
No precisamente. En realidad lo que el Coronel se estaba imaginando eran miles
de aviones alemanes cubriendo el cielo del Distrito Federal, decenas de miles de
paracaidistas aterrizando en la colonia Juárez, cientos de miles de soldados
espantando a los capitalinos. Y él, pertrechado, disparando sobre ellos. Ya caía
uno. Ya caía otro. Ya caía otro…
—¡Oye, Dumbo! ¿Ya te volviste loco de verdad o qué? —dijo Tavo la siguiente
vez que vio al Coronel parado frente a la puerta. Pero al Coronel ya no le
importó tanto. Se estaba imaginando a Tavo secuestrado por un comando
alemán, un soldado le estaba haciendo manita de puerco y otro le jalaba bien
duro las patillas. Luego, esperó a que entrara a la vecindad para apuntarle al
trasero, aunque sin disparar, eso sí.