Page 69 - Diario de guerra del coronel Mejía
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Jueves 25 de junio de 1942
Mi madre recibió un telegrama del espía; y yo recibí otro. Por lo visto está
empeñado en confundirme porque su mensaje está lleno de tonterías. El de la
Generala por lo menos dice cosas sensatas, le pregunta cómo sigue mi padre de
la gripe y otras cosas. Cuando la Generala me preguntó si deseaba responder, le
dije que no. No estoy dispuesto a seguirle el juego al espía. Además, eso dice en
mi libro de estrategias, que hay que ser precavido con los agentes secretos.
Hoy, el cabo Ipana y yo subimos a preguntar a la señora Fuentes si no deseaba
que acompañáramos a su hija al mercado. Dijo que no, porque la compra que
hicimos el miércoles le iba a durar hasta el fin de semana. Le dije que estaba
bien y se ofreció a darme un quinto por el favor de ayer, pero yo le dije que no
era necesario, aunque el cabo Ipana estuvo a punto de extender la manota (luego
lo castigué con ochenta abdominales por ser tan grosero). También le pregunté a
la señora Fuentes si no deseaba que acompañara a Sofi de la escuela a la
vecindad todos los días para que el señor Fuentes no se cansara, pero me dijo
que no había problema, que él recoge a su hija con mucho gusto todos los días y
también la lleva por las tardes con el mismo gusto. Luego nos despedimos y
seguimos con nuestro patrullaje. El cabo Ipana me dijo que la señora Fuentes es
muy bonita y que Sofi también, así que tuve que castigarlo de nuevo por ser tan
confianzudo y tan igualado para ser un simple cabo.
Empezamos a patrullar también la zona de Enrico Martínez hasta la zona de la
Ciudadela y de regreso. Creo que es bueno que ampliemos nuestro rango de
acción.
Sun Tzu ha dicho: “Si las tropas son fieles, pero no se aplican sanciones, no se
las podrá utilizar”.
Al día siguiente, el Coronel estuvo un poco ansioso. Después de volver del
colegio, ya pasadas las seis de la tarde, esperaba que Sofi Fuentes volviera a