Page 71 - Puerto Libre. Historias de migrantes
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Cuando a alguien le da por ver las olas, sobre todo las de los días nublados y
airosos como el de aquella Navidad, parece idiota. Bueno, en realidad ese
alguien al que me refiero soy yo misma, que nunca he sido capaz de alejar la
vista del mar hasta que alguna emergencia (pongamos como ejemplo un hambre
perra o unas incontenibles ganas de hacer pis) me obliga, así que ahí me tenían,
una mocosa con chinos, ocho años, una sudadera que me quedaba grande y me
daba la misma apariencia que a E.T., mirando el mar. Tan concentrada estaba que
no vi llegar al Negro.