Page 58 - Escalera al cielo
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desde la cocina viste a los niños apretujándose


                                alrededor de un nuevo miembro, quien, igual que tú,


                               brincó la barda y retozó con ellos. Soltaste el cucharón


                                      y fuiste a recibirlo con los brazos abiertos:


                                    por fin encontrarías a alguien como tú, por fin


                               reconocerías tu imagen en el otro y ya no estarías sola.





                             El círculo de niños se abrió y te hallaste frente a unos ojos


                                         alertas, fieros y amarillos. Aquel ser,


                                 de elegantes movimientos, dio la primera zancada


                                      y extendió su garra peluda cuan larga era.






                                       Los demás observaron un bólido erizado


                                      que iba directo hacia ti. Brincaste la barda,


                               corriste como nunca en tu vida y atrás, atrás, quedaron

                                  la numerosa familia de prójimos muy próximos,


                                       el jardín de los juegos, el apestoso potaje


                                   y tu feroz, recién descubierto, enemigo natural.
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