Page 140 - La vida secreta de Rebecca Paradise
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–Tranquilidad, ¿de acuerdo? Solo bajo a tomar un café, no tardaré mucho.
–Pues tómatelo aquí. A mí no me molesta.
–Ya imagino que no te molesta –sonrió papá, echando a andar por el pasillo–.
Quiero decir que he quedado con alguien para tomar un café.
–¿Con quién?
–Con unos amigos –esta vez fue él quien se dio media vuelta, muy apurado.
–¡Pero no puedes dejarme sola! Nunca he estado sola en esta casa.
–Por eso te sugiero que bajes a casa de Álex.
–Álex tiene la varicela.
–No, Álex no tiene la varicela.
–Sí la tiene. ¡Te juro que es verdad!
–¿Sí? ¿Verdad como eso de que Sofía es tu mejor amiga? ¿A la que pegaste en
clase?
–¡¡No la pegué!! Y además ha sido ella la que...
–Mira, Úrsula –respiró papá profundamente, y cogió sus llaves, que colgaban de
un gancho del pasillo–, no quiero discutir contigo. Con lo que ha ocurrido
últimamente, creo que me merezco salir a dar una vuelta con tranquilidad.
Volveré muy pronto.
–¿Quiénes son esos amigos? ¿O no serán amigas?
Papá cerró la puerta detrás de él y yo di una patada a la puerta, aunque por suerte
no le hice un agujero.
Luego me comí el puré frío y las salchichas a dentelladas, todo de una vez, cogí
mis propias llaves y abrí la puerta para dirigirme a casa de Álex.
Pero Álex ya estaba al otro lado, sobre el felpudo con el que papá y él hacían
juego.