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Bases del aprendizaje deportivo. Tema 3 – Metodología y gestión de grupos
exista una buena atmósfera de confort psicológico, interrelaciones positivas entre los
deportistas y con el entrenador.
Esto no significa que no vaya a haber conflictos, ya que estos van a estar presentes de
forma casi inevitable. La competición de los deportistas tanto en un deporte individual como
por equipo crea siempre rivalidad, conflictos. Rivalizan el intelecto y la fuerza de los músculos,
la estrategia y táctica, los diferentes puntos de vista y de convicciones, las opiniones de los
entrenadores sobre los medios de realización de las posibilidades del deportista, etc…
Es necesario reconducir esos conflictos, ya que de otra manera pueden aparecer
insatisfacciones, malas relaciones y, en última instancia, el abandono deportivo. Uno de los
mayores errores que se pueden cometer es el de ignorar o evitar enfrentarse a los conflictos.
Cuando no se afronta un conflicto lo normal no es que se solucione sólo, sino que lo normal es
que se vaya complicando hasta llegar a convertirse en algo mucho más difícil de corregir.
Como comentábamos, en un grupo deportivo pueden surgir dos tipos de conflictos:
entre deportistas o deportista - entrenador (o varios a la vez contra el entrenador). Siempre
que se trate de conflictos aislados (entre 2 ó 3 personas), hay que intentar que el conflicto no
se extienda al resto del grupo.
Cuando el conflicto es entre 2 ó 3 deportistas, habrá que actuar directamente sobre
esos miembros. Para ello, el Técnico Deportivo puede actuar de dos maneras: de manera
directa o a través de otros compañeros.
Cuando el conflicto no sea muy grave, conviene involucrar a compañeros que ejerzan
la función de “mediadores o pacificadores”. Esto es preferente a la acción directa, ya que el
grupo no debe tener la sensación de que el Técnico Deportivo media en todos los problemas
que surgen. Esto es importante, porque el grupo deportivo tiene que aprender también a
gestionar sus conflictos de manera independiente. Para ello, el entrenador podrá pedirle de
manera discreta a algún compañero que medie en el conflicto, para no ser él directamente el
que tiene que actuar.
Cuando el conflicto sea más grave, será más conveniente la acción directa. Así, el
entrenador deberá escuchar a ambos miembros por separado, y posteriormente, de manera
conjunta, establecer pautas de comportamiento y trazar un plan para solucionar el conflicto.
Cuando el conflicto sea entre un deportista y el entrenador, la manera de funcionar
será la misma, sólo que el entrenador deberá hacer un esfuerzo extra para tratar de ser lo más
objetivo posible y tomarse las quejas del deportista no como críticas personales, sino como su
forma de vivir la situación que se está dando entre ambos. Como en cualquier tipo de relación
entre dos personas, es importante tener en cuenta que no pasa nada por equivocarnos una
vez. Es más grave equivocarse y no querer rectificar por temor a perder la autoridad o
simplemente por no querer reconocer el error. En este tipo de conflictos, habrá que intentar
reconducirlos, cediendo ambas partes para llegar a un punto medio común. Sólo en casos en