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tensiones entre la intervención de los poderes públicos en materia deportiva y la capacidad de autorregulación y
autogestión del mundo del deporte
En este contexto, la intervención de los poderes públicos en el deporte resulta ser necesaria pero compleja. A
ello no ayuda la compleja estructura competencial del deporte:
El Estado carece de competencias específicas. Sus competencias son transversales y sectoriales (salud pública,
legislación civil, mercantil y laboral, régimen de radio y TV, asociacionismo) y en atención a la dimensión
estatal del deporte.
Las CCAA poseen competencias exclusivas en los respectivos Estatutos de Autonomía y en base a ello han
desarrollado normativa deportiva autonómica, y los municipios y provincias poseen competencias en el marco
de las normas sectoriales estatales y autonómicas.
A esta compleja organización pública del deporte hay que sumarle la organización privada y la internacional
(COI), de manera que la coordinación entre las entidades púbico-privadas resulta ser no una posibilidad sino una
necesidad a la hora de organizar un evento deportivo. La complejidad de tal coordinación dependerá del tipo de
competición.
5.- El técnico en la competición. Preparación competitiva. Fases.
Las competiciones deportivas en el deporte de competición son los elementos que van a marcar las pautas de la
planificación deportiva anual. El técnico debe tener en cuenta el calendario de competiciones para realizar una
correcta planificación, ya que, en función de los intereses del deportista, habrá competiciones que sea más
importantes que otras a lo largo de la temporada.
El técnico deportivo debe tener en cuenta, además, otros aspectos que pueden condicionar el diseño de la
planificación, aun teniendo en cuenta las competiciones por su graduación de importancia; El tipo de deporte, el
sistema y estructura de la competición, el momento de la temporada, la categoría del deportista, la cercanía de
otras competiciones o pruebas...serán todos ellos aspectos a tener en cuenta.
En aquellos deportes en los que el deportista se va a preparar para una sola competición importante, se
considerarán el resto de competiciones como transitorias o preparatorias, que servirán como picos de la
planificación en los que se podrá evaluar el estado de forma del deportista.
Por el contrario, en aquellos deportes en los que cada prueba es tan importante como la siguiente, bien porque
hace retroceder al deportista en un ranking deportivo, o bien porque el sistema de competición es eliminatorio,
cada competición va a ser decisiva.
Por este motivo, en función de los factores anteriormente citados, la planificación de la competición va a ocupar,
en la planificación general, un espacio muy diferente, tanto en el aspecto cuantitativo (más o menos tiempo
dedicado a la preparación competitiva, mayor o menor número de actividades dedicadas a la preparación
competitiva) como en el aspecto cualitativo (mayor o menor complejidad a la hora de planificar la competición
deportiva). Por ejemplo, en deportes de equipo en los que la etapa competitiva es muy larga, la preparación
competitiva debe ser muy estudiada, ya que a la mejora en el rendimiento hay que sumar la preparación de cada
partido, los procesos de recuperación, etc. En cambio, en deportes en los que el deportista tiene tres o cuatro
eventos importantes, y uno de ellos decisivo, la preparación de la competición debe ser planificada en un tiempo
más acotado de la temporada, destinando el resto del tiempo a la mejora de otros aspectos del entrenamiento.
5.1.-Fases de la preparación competitiva
Las fases de la preparación competitiva habrá que determinarlas particularmente para cada deporte, aunque se
puede establecer cuatro fases principales:
Fase preparatoria general
Se trabaja la preparación para la competición, genéricamente, sin tener en cuenta la competición particular que
se va a disputar, y consiste sobre todo en realizar un tipo de entrenamiento más específico a la situación real en
la competición, alterando así mismo las relaciones de volumen e intensidad en las cargas de trabajo, hacia mayor
intensidad y especificidad de las exigencias competitivas de la disciplina.
Evidentemente, como se ha apuntado anteriormente, en determinados deportes esta etapa se reduce a la
pretemporada deportiva.
Fase preparatoria específica
En esta etapa el trabajo es muy específico para la competición. Dadas las características del entrenamiento en
esta fase, conviene prestar mucha atención a las lesiones.
El trabajo a realizar se debe centrar no sólo en aspectos de condición física del deportista, sino también en
aspectos técnico-tácticos, psicológicos y motivacionales.
Fase competitiva
Es la competición propiamente dicha. El desarrollo de la propia competición, los horarios, los momentos de la
competición, los descansos, la nutrición del deportista,... se debe planificar todo el tiempo de competición de
principio a fin.
Fase post-competitiva
Se debe planificar esta etapa para que el deportista se recupere satisfactoria y rápidamente de la competición. Es
un buen momento para ofrecer un feed-back al deportista sobre su actuación en la competición, así como para