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Deporte adaptado y Discapacidad. Tema 4 – Orientaciones metodológicas
Utilizar dentro de la dinámica del grupo muchas y variadas actividades en un mismo
momento, de forma que sea posible introducir algunas actividades específicas para
participantes con discapacidad. De entre las actividades propuestas en cada momento se
pueden ir haciendo variaciones y adaptaciones para adecuarlas a las posibilidades motrices del
colectivo que presente algún tipo de discapacidad.
Cuando se trata de juegos colectivos o actividades jugadas en grupo se pueden asignar
tareas o funciones específicas a los participantes con discapacidad.
Por ejemplo, un participante que utiliza prótesis en las piernas y tiene menores
posibilidades de movilidad puede desempeñar el papel de pívot en un partido de baloncesto;
otro que utiliza silla de ruedas puede arbitrar un partido de futbito, o ser el portero, o sujetar el
pañuelo en el juego que lleva el mismo nombre.
4.4. EVALUACION
Las distintas ideas y sugerencias que se han apuntado en los apartados anteriores
pueden servir al responsable de la organización y desarrollo de las actividades para proponer
un plan de trabajo que de respuesta a las necesidades y características de los participantes. No
obstante, conviene precisar que de donde realmente va a poder recoger la mejor y más
variada información acerca de los progresos de los participantes en la actividad, de su propia
intervención metodológica, de la provisión y organización de los recursos, etc., es de la propia
práctica diaria.
La práctica personal, el contacto continuo con los deportistas o alumnos, la estrecha
relación que se desarrolla a lo largo de cada una de las sesiones del curso escolar,
campamento,... son vivencias que van a proveerle de una rica y vasta experiencia que le va a
permitir enriquecer de forma progresiva sus capacidades como formador.
Se trata, pues, de un aprendizaje constante a partir de la propia práctica, de sacar el
máximo partido de todas y cada una de las experiencias que se van desarrollando a lo largo del
curso, de forma que el proceso de enseñanza y aprendizaje adquiera todo su significado.
Una dinámica de trabajo que dé rienda suelta a la expresividad de los participantes,
que facilite el tránsito de todos hacia una forma de trabajo natural y espontánea, se convierte
en la mejor manera de crear un clima de trabajo en el que el formador y los alumnos se
enseñan unos a otros y se convierten, por eso mismo, en verdaderos protagonistas del proceso
de enseñanza y aprendizaje.
La propia evaluación de proceso de enseñanza y aprendizaje. Desde esta perspectiva,
significa que la planificación de las actividades, la sistematización en la observación de las
conductas de los alumnos en cada momento y el tipo de registros que se pueden utilizar para
valorar los progresos de los mismos, se establecen desde la óptica de una revisión constante
de todo el proceso para ir mejorando y corrigiendo los posibles errores que se pueden
cometer.