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Deporte adaptado y Discapacidad. Tema 4 – Orientaciones metodológicas
9.- Las personas que se encuentran al lado del participante ciego pueden echar una
mano cuando se desoriente, indicando dónde se encuentra y los objetos más cercanos
como referencia.
10. La persona responsable de la actividad debería promover un clima de participación
y relación entre iguales en el que todos los participantes acepten a su compañero
ciego y estén dispuestos a echar una mano en cualquier momento
Deportista sordo o con limitaciones significativas de audición
Para deportistas sordos o con limitaciones en la audión valen las mismas orientaciones
que las expresadas hasta ahora en lo que hace referencia, sobre todo, a la actitud que
deberían adoptar los demás componentes del grupo. Además, se pueden apuntar estas
consideraciones:
1.- Muchos deportistas sordos son capaces de leer en los labios de su interlocutor; en
tal sentido, hablarles de frente y sin que exista ningún problema de percepción del
movimiento de los labios.
2.- Utilizar un tono de voz natural y, normal, sin gritar; se puede hablar sin exagerar el
gesto, ni muy rápido ni tampoco muy lento.
3.- Al explicar cualquier concepto, hacerlo con frases cortas y vocalizando.
4.- Muchas veces puede ayudar ser expresivos en las explicaciones, pero sin gesticular
excesivamente.
5.- Utilizar signos y señas que puedan ayudar a comprender el mensaje que se intenta
transmitir con paciencia y con la seguridad de que se está recibiendo.
6.- Algunos deportistas sordos pueden presentar problemas de ansiedad, timidez o
desmotivación, por lo que se tratará de crear un clima en el grupo de colaboración y
acercamiento para que todos se sientan comprometidos en una misma dinámica a la
que voluntariamente se han apuntado.
En todo caso, el participante sordo o con problemas de audición así como el resto de
compañeros que pueden presentar algunas otras deficiencias sirven de estímulo y ejemplo al
resto del grupo que tiene la oportunidad de valorar el esfuerzo y el trabajo personal a partir de
situaciones de menoscabo. Estos participantes con discapacidad también aportan a sus
compañeros datos relevantes e indicio acerca de cómo se pueden mejorar ciertos aspectos en
lo que se refiere a las propias capacidades personales, a partir de informaciones y actitudes
que ante ni se imaginaban.
Por ejemplo, un deportista ciego puede enseñar a sus compañeros cómo utilizar con
más eficacia otros sentidos como el tacto o el oído; o el participante que utiliza silla de ruedas,
que actitudes molestan más de los demás (paternalismo, proteccionismo, conmiseración, etc)
o que tipos de barreras inciden más negativamente en su desenvolvimiento cotidiano.