Page 13 - Guerra civil
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INTRODUCCIÓN


            cía— que parecía  insinuar y  significar  la libertad  absoluta
            y  genérica  de  toda  la  sociedad pero  que,  despojado de  su

            ambigüedad  equívoca,  sólo  quería  decir  —y  esto  era  bien
            sabido  por  la  conciencia  pública  de  la  época— la  libertad
            de  la  oligarquía  senatorial  de  los  llamados  patres,  o  sea,

            los  miembros  activos  y  militantes  de  la  clase  latifundista,
            para  poder  a  sus  anchas,  sin  la  menor  oposición  ni  obs­
            táculo,  sacrificar  todas  las  demás  categorías  sociales  al

            despotismo  omnímodo  de  sus  particulares  intereses  cla­
            sistas.
               Así  interpretada —tal  y como conviene a  la verdad his­

            tórica  estricta—  la  llamada  libertas  no  venía  a  ser  otra
            cosa  que  la  libertad  sin  cortapisa del grupo gobernante  en
            la  explotación  ilimitada  del  latifundio  esclavista,  en  la

            usurpación  fraudulenta,  a  perpetuidad,  del  ager  publicus,
            y  en  el  uso  y  abuso  del  aparato  coactivo  del  Estado  en
            el  propósito  de  consolidar  y  garantizar  para  siempre  los

            privilegios  de  la  casta  senatorial.
               Y      así se  explica  que los  ideólogos  y prosélitos de  la  tal.

            libertas  llegaran  al  grado  de  considerar  sacrilegio  abomi­
            nable  la  menor  tentativa  de  innovación  o  reforma  a  la
            anacrónica  constitución  tradicional  del  siglo m,  cuyo  con­

            tenido  orgánico  consuetudinario,  al  seguir  legitimando  el
            anterior  sistema  de gobierno, ya  ahora vacío  de  sentido  y
            realidad,  nfentenía  a  la  cabeza  del  Estado  a  la  oligarquía

            patricio-plebeya heredera de la antigua aristocracia patriar­
            cal  de la  civitas,  siendo  por  ello  el  más  a  propósito  para
            perpetuar las  prerrogativas  de los latifundistas multimillo­
            narios,  enquistados  de por vida,  gracias a  esa vieja ley,  en

            el  senado  y  en  las  magistraturas,  o,  lo  que  es  lo  mismo,
            en todas las formas institucionales directivas del poder.



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