Page 16 - Guerra civil
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INTRODUCCIÓN

           número  de  los  correspondientes  beneficiarios,  de  treinta

           mil a centenas de miles de ciudadanos;  pero la demagógica
           medida  tendía  a  atraerse  a  las  grandes  multitudes  pro­
           letarias  contra  Pompeyo  y  los  pompeyanos;  entre  éstos,

           el  tribuno  plebeyo  Quinto  Metelo  Nepote  formula,  por
           respuesta,  una  rogatio  para  llamar  a  Roma  con  urgencia
           al  jefe de  su  partido.  Ello  suscita,  al  punto,  de  parte  del

           senado,  la  promulgación  del  senatusconsultum  ultimum  o
           decreto  de  estado  de  sitio  y  de  suspensión  de  garantías.
           Y  aquí  conviene,  por  su  importancia  en  este  trabajo,

           hacer,  a  propósito  de  esta  institución,  un  paréntesis  que
           la aclare  y  precise.

              La  índole  esencial  de  semejante  recurso  ha  consistido
           y consiste, en sustancia,  en lo siguiente:  mientras  los  inte­
            reses  de  las  clases  preponderantes  sobreviven  sin  riesgos,

            tranquilamente  acatados y respetados por las clases  subor­
            dinadas;  y mientras el comité político-administrativo  de las
           primeras  en  el  poder  conserva  intacto  y  seguro  —para

           utilizarlo  a  su  favor—  el  monopolio  gubernamental  del
           Estado,  las  segundas,  las  clases  sometidas  de la  sociedad,
            ¡ quedan  en libertad  de  reivindicar  cuanto  convenga  a  sus
           intereses propios,  disfrutando plenamente sus elementos  de

           las garantías  otorgadas por las leyes  constitucionales  para
           hacerlo,  que  se  encuentran  generalmente  consagradas  en
            los  códigos  supremos  puestos  al  servicio  del  estrato  social

           predominante!
               Pero  ello  sólo  es  así  mientras  las  reivindicaciones  de

           los  estratos  subordinados  resultan  inofensivas,  poco  peli­
           grosas  y  alarmantes  y,  por  lo  tanto,  inútiles  y  ociosas  en

            la  práctica,  o,  en  el  peor  de  los  casos,  tan  insustanciaíes
            como  inocuas  para  el  poder  existente  que,  en  tales  condi­



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