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dientes. Estos suelen producir tensiones en la mandíbula que trastornan el
fluir regular de la saliva.
Los ejercicios siguientes estimulan una buena pronunciación y sirven
para corregir buena parte de los males comentados y, básicamente, para los
que tienen su origen en la pereza y el desánimo:
• Lee una página de un libro sin emitir ningún sonido. Al hacerlo,
fuerza los movimientos faciales, en particular los labios, lengua
y mandíbula. Actúa como si te expresaras en voz alta. Practica
con la lectura de diversos textos durante cinco minutos por día.
• Lee media página de un libro con los dientes apretados. Articula
las palabras forzando la lengua, los labios y las mejillas. Fuerza
la pronunciación, de forma que las palabras surjan lo más claras
y naturales que sea posible. Practica cada día cinco minutos el
ejercicio, conversando con personas de tu confianza, en su
defecto, aumenta el volumen de lectura a dos o tres páginas por
día. No excedas estos tiempos de ejercitación.
• Lee un texto, destacando las consonantes como si fueran triples.
Separa las sílabas, pero no dilates los sonidos de las vocales.
Fuerza únicamente la sonoridad de las consonantes. Practica por
espacio de tres minutos diarios.
2.8. LA ESCUCHA EFECTIVA
OBJETIVOS
• Entender la información que recibo.
• Incentivar o motivar a la otra persona para que siga hablando.
• Que se sienta a gusto dando información.
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