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LA GUARDIA CIVIL EXPULSA A UNA FAMILIA CON

                                         SU NIÑO AGONIZANDO


                         Una    de   las cosas más tristes y macabras que               sucedió     en
                  mi pueblo, fue la siguiente historia.


                         En    lo  que    hoy día      es   la  calle   Cerro     Mazacotero        de

                  Torrijos,    vivía   una   familia    gitana, la del tío       Pepe,  quién  era

                  primo     hermano      de   mi   padre.    A  unas tres o      cuatro    viviendas

                  más allá    de   la  suya, estaba     lo  que   llamaban     la  vivienda    de  los

                  pobres.    Eran    unas    cuadras     de caballos      y  mulas,    que  estaban
                  deshabitadas,  con  el techo          roto   y  suciedad  por todas         partes,

                  pero en     las que    había partes     que no     calaba el    agua en     el  caso

                  que   lloviera.   En   esas  cuadras,    a  veces   venían    pobres o     familias

                  gitanas quienes se aposentaban allí por un tiempo.


                         Una    de  esas veces, llegaron unas familias gitanas que                nos

                  eran   conocida y se        quedaron      a  vivir  una   temporada. Un         día,
                  uno    de  los niños     tuvo   un  pequeño      accidente, ya      que   se  clavó

                  una paja en un dedo. Esa paja es la que se aventaba en verano

                  para separarla del trigo y que luego, servía para introducirla en

                  los  colchones       para   poder     dormir.     Aquellas     cuadras     estaban

                  muy    sucias,   y  es  seguro     que la    paja que se clavó        el  niño,  lo
                  estaba.   El dedo      se  le  infectó, y   aunque      lo  llevaron   al médico

                  porque     el  niño  empeoraba, era         demasiado      tarde, pues tenía       el

                  tétano    y  el   niño    no   estaba    vacunado.       No    se  si os    podéis

                  imaginar el disgusto          para   aquellas     familias,   viendo     como     su

                  hijito   se   les  iba   y sin    que    nadie     pudiese     hacer nada.        La
                  desesperación era terrible.


                         En    ese   momento       de   angustia, en       el  que  esperaban  la

                  muerte     de   su  niño porque        no  había otra      salida,  destrozados,

                  llorando, apareció la guardia civil con  una orden de expulsión




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