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Entonces pregunté          a  mi  padre,  “Que        es  eso” y mi     padre    me

                  dijo  firma   aquí;   yo  le  respondí, “no       sé  qué   es”  y mi   padre    me
                  dijo: “haz una raya aquí” apuntándome hacia el folio que había

                  escrito el juez o secretario, y eso fue lo que hice: una raya. Una

                  vez firmado      el  documento, el hombre             guardó    el escrito    y nos

                  fuimos.


                         ¿Cómo       se  llegó   a  la  conclusión      que   mi hermano         y  yo

                  éramos los inductores?  Porque hasta donde yo sé, nunca hubo
                  indagaciones. Pues mi conclusión es sencilla. Nosotros éramos

                  gitanos   y  los  demás no, y sin más  averiguaciones, la autoridad

                  judicial   concluyó     nuestra    culpabilidad.      Ahora    entiendo      que   al

                  firmar yo aquél documento de culpabilidad en el juzgado, fue a

                  fin de evitar males mayores.


                         Mi madre tardó un mes en recuperarse de aquél disgusto,
                  pues no      era   para   menos     ya   que   se    dijo   que   podíamos       ser

                  castigados     con el ingreso       en   un correccional.  Y así  es  como

                  fuimos declarados culpables mi hermano y yo. Muchos gitanos

                  fueron    condenados a         lo  largo   de   la  historia   por    delitos que

                  nunca cometieron.  Y no deja de sorprender, el escándalo que
                  se armó por unas         peras de     san   Juan que     estaban    tiradas en     el

                  suelo.   A   quién    se  le  cuente, no     se  lo  cree; pero     es  tan  cierto

                  como que me pasó a mí y a mi hermano, el cual ya partió con

                  el Señor.


                         Antes de        seguir    con     las   siguientes     historias,    quiero

                  decirles   que    yo  entiendo     que   en   todo   pueblo,    tribu,   o  lengua,
                  hay de todo, es decir buenos y malos.  Y si alguien es castigado

                  porque     es ladrón      o  malhechor, no         podrá    decir   me    hicieron

                  esto    porque      soy gitano       o   judío, siempre         y cuando        esté

                  comprobado         que   ese  delito   del que     las  autoridades     lo  acusan

                  sea cierto. Pero sobre los casos que yo les estoy narrando, son


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