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Otros    sí  cogieron     del árbol,    que    por   cierto   no   era  muy    alto,

                  más    bien    bajito.   Todos     los   niños    salimos     con    los  bolsillos
                  llenos, que      tampoco       podían     ser   muchas peras, porque  los

                  bolsillos de los pantalones no eran muy grandes, especialmente

                  al ser pantalones de niños de entre 5 a 12 años.


                         Parece    ser   que   los niños    mintieron      y que    en  verdad, no

                  tenían    permiso.     La   mujer     dueña    del   campo      nos     denunció.

                  Tengan en cuenta que estamos hablando del 1960, época de la
                  dictadura de Franco. El disgusto de mis padres fue mayúsculo,

                  mi madre         cayó    enferma      del     susto    que       llevó,   pues    se

                  rumoreaba que podríamos ser llevados a un correccional.


                         Al pasar los       años,  he     pensado      ¿cómo      es   posible    que

                  aquella mujer denunciara este hecho? Las peras estaban por el

                  suelo, y     entiendo     que    podría    haber    habido    una   reprimenda,
                  pues no     se  puede     llevar  nada    de  nadie.    Y  por   supouesto      que

                  había   que    enseñarnos que        aquello    no   estaba   bien, aunque        mi

                  hermano, yo y        el resto    de  niños, creímos  en         todo    momento

                  que teniamos permiso para ello. Otra pregunta que me hago es

                  ¿cómo     podían     las  autoridades     juzgar   a  un niño    de   5  años? La
                  verdad     que     es incompresible, hasta             para    tratarse    de   una

                  dictadura.


                         Después de la denuncia hecha por la mujer, el Juzgado de

                  Torrijos  quiso  averiguar  quienes  habían              sido   los instigadores

                  que    animaron       a  llevarse     las   peras    de    san    Juan.    ¿Cómo

                  averiguaron      quienes eran       los culpables?       Aunque      yo   era  muy
                  niño, recuerdo perfectamente que no me preguntaron y que yo

                  sepa,  a    mi    hermano       tampoco.  Lo        que    recuerdo       de   todo

                  aquello     es   que,  se     dijo,  que     aquellos muchachos amigos

                  nuestros     habían    declarado     que    los autores     de   todo   habíamos

                  sido nosotros,  es       decir   mi   hermano       y yo.     Así   que  aquellos


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