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Detrás     del colegio      había    un    túnel de      tuberías,    por   donde

                  pasaba     toda la    suciedad     del pueblo,  y unos cuantos niños y
                  niñas,  decidimos        meternos e       ir  caminando       por   dentro    hasta

                  salir por la desembocadura. Debía haber al menos 300 metros

                  o menos desde el lugar que entramos, hasta la siguiente salida.

                  Por   esa   alcantarilla pasaba toda         la  porquería     de  la  ciudad, así

                  que os podéis imaginar la peste.


                         Para   entrar    en  la  alcantarilla    tuvimos que       quitar   la  tapa.
                  Entramos uno a uno y bajamos por una escalerita. Todo estaba

                  oscuro, y en el lado derecho pasaba toda la suciedad, mientras

                  que en     el lado    izquierdo, había       una pequeña        acera. La única

                  luz que se divisaba era la del final del túnel.


                         Por donde       caminamos        nosotros     no se   veía nada, por       lo

                  que íbamos a ciegas, y pareciera que íbamos a caer dentro de la
                  porquería.  Imaginaos  en          la  oscuridad, tratando         de   saber   por

                  dónde caminaba, pues si andaba muy a la derecha podías caer

                  en   las heces de        toda   la   ciudad. Estiré       mi mano        izquierda

                  queriendo      tocar   la  pared de    la  tubería, ya    que si   la  tocaba con

                  la  mano la     pared, significaba      que   no estaba     en   peligro   de  caer
                  en la suciedad. Como decía, estiré la mano y sin querer le di a

                  una   niña, quién  teniendo  el         mismo      miedo     que   yo, ocupó  el

                  lugar   izquierdo    sin  que   yo me     diera   cuenta.   Ahora, yo iba       con

                  más cuidado, y        ella no    dijo   nada.   Aunque debió decirle            a  la

                  otra amiga suya, el gitano me ha dado, ya que la otra amiga dio
                  un   grito  que    resonó     en   todo   el  túnel   del   alcantarillado, que

                  además      tenía    un    poco     de   eco    y   dijo   a   toda    voz:    “TÚ

                  GITANO, NO            TOQUES A           MI    AMIGA”        Pero    en  la  voz  se

                  notaba odio, porque era con mucho desprecio; yo tendría unos
                  8 años, y es como si         aún resonara       la  voz en   mi mente.       Como







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