Page 357 - Untitled
P. 357
para que abandonen el pueblo. El padre del niño, suplicó con
angustia que los dejasen estar allí hasta que su hijito se muriera,
pero la guardia civil no accedió y se quedaron esperando a que
se fueran, amenazándoles que si no se iban, utilizarían la
fuerza.
Recuerdo que aquel mismo día, una gitana explicaba a
otra sobre este hecho y le decía: “Gitanico, el padre del niño,
desesperado, como no le dejaban estar allí hasta que el niño
muriera, se ha dirigido a la guardia civil, se ha roto la camisa y
se ha descubierto el pecho, y les ha dicho: “Péqueme un tiro,
péqueme un tiro”.
Esta es una historia desgarradora, de las que rompe el
corazón. No puedo comprender hasta donde llega la maldad
del hombre ¿cómo es posible? Aquellos guardias civiles no
tenían compasión. No se dignaron siquiera a informar a sus
superiores lo que estaba sucediendo. Que el niño de esa
familia estaba muriendo, y solicitaban que les permitieran estar
allí hasta que el niño falleciera.
Los guardias se mantuvieron allí, en la puerta de la casa
de los pobres, esperando que los gitanos recogieran sus cosas y
a su hijito agonizando y se fueran. Pero gracias a Dios, avisaron
al tío Lisardo, gitano y primo hermano de mi padre, que era
conocido del Ayuntamiento de Torrijos.
Así que, de prisa y corriendo, el tío Lisardo y su hermano
el tío Pepe, expusieron el caso al Alcalde, y este aceptó
intervenir. Gracias a Dios, consiguió que les permitieran estar
allí hasta que su hijo muriera. Esto no era de mucho consuelo,
debido a la situación, pero fue un alivio para esta familia, pues,
imagínese tener que marcharse con su hijo muriendo. Pocos
357