Page 21 - Loor de Nuestra Señora
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Y así fue convirtiéndose aquella humilde choza
En huerto y residencia de la más pura rosa.
Y en medio de esa gente sencilla y candorosa
Debió Nuestra Señora sentirse muy dichosa.
Debió sentirse honrada según merecimiento
Pues no tardó en dar muestras de su agradecimiento
Brindando la alta gracia de su primer portento
A quien tan bien supiera brindarle alojamiento.
VII
Nárrase de qué modo la Virgen compensó al
piadoso labriego
Y fue, según nos cuenta la antigua tradición,
Que llegados los días de la recolección
Vio Zalazar sus tierras llenas de bendición;
Glorificó la blanca cosecha de algodón.
Guardando estaba el fruto de su honrado sudor:
Parte en el galponcito, parte en el comedor.
Y daba el campesino sus gracias al Señor
Al ver en tal compensa su afán de labrador.
Más he aquí, la dicha no siempre precavida,
Y tuvo el buen anciano desgracia inmerecida,
Pues una de esas tardes, hacia la anochecida,
Prendióse fuego el grueso de la cosecha habida.
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