Page 210 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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humanas estaban en proceso de transformarse en planetas; que los planetas estaban en
proceso de transformarse en sistemas solares, y que los sistemas solares estaban en
proceso de transformarse en cadenas cósmicas, y así sucesivamente hasta el infinito.
Una de las etapas entre el sistema solar y la cadena cósmica se llamaba el «Zodiaco»;
por consiguiente, enseñaban que, en un momento determinado, un sistema solar se
descompone en un Zodiaco. Las casas del Zodiaco se convierten en los tronos de las
doce jerarquías celestiales o, como afirman algunos de los antiguos, los diez Órdenes
divinos. Pitágoras enseñaba que el diez, o la unidad en el sistema decimal, era el
número más perfecto de todos y lo representaba mediante la tetractys menor, un
conjunto de diez puntos que forman un triángulo vertical.
Los primeros observadores de las estrellas, después de dividir el Zodiaco en casas,
designaron las tres estrellas más brillantes de cada constelación para gobernar
conjuntamente aquella casa. A continuación dividieron la casa en tres secciones de
diez grados cada una, a las que llamaron decanatos. A su vez, dividieron estos por la
mitad, con lo cual el Zodiaco quedó dividido en setenta y dos divisiones de cinco
grados cada una. Sobre cada una de estas divisiones de cinco grados, los hebreos
colocaron una inteligencia celestial, o ángel, y de este sistema ha salido la disposición
cabalística de los setenta y dos nombres sagrados, que corresponden a las setenta y
dos flores, botones y almendras del candelabro de setenta y dos brazos del
Tabernáculo y a los setenta y dos hombres que fueron elegidos de las doce tribus para
representar a Israel.
Los dos únicos signos que no se han mencionado aún son Géminis y Sagitario. La
constelación de Géminis se suele representar en forma de dos niños pequeños, que,
según los antiguos, nacieron de huevos, posiblemente aquellos que el toro rompió con
sus cuernos. Las historias acerca de Cástor y Pólux y Rómulo y Remo pueden ser
consecuencia de la ampliación de los mitos de aquellos gemelos celestiales. Los
símbolos de Géminis han sufrido numerosas modificaciones. El que usaban los árabes
era el pavo real. Dos de las estrellas principales de la constelación de Géminis siguen
llevando los nombres de Cástor y Pólux. Se supone que el signo de Géminis era el
patrono del culto fálico y los dos obeliscos o pilares que había delante de los templos
y las iglesias transmiten el mismo simbolismo que los gemelos.
El signo de Sagitario es lo que los antiguos griegos llamaban un centauro: una
criatura que tenía la parte inferior del cuerpo con forma de caballo y la mitad superior
con forma humana. Por lo general se lo muestra con un arco y una flecha en las
manos, apuntando una saeta hacia las estrellas. Por consiguiente, Sagitario representa
dos principios distintos: en primer lugar, la evolución espiritual del hombre, porque la