Page 207 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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templo y músicos. Los elegidos no participaban en aquellas ceremonias idólatras, pero
las consideraban apropiadas para el tipo de mente que constituía la masa de la
población. Aquel grupo reducido poseía un conocimiento mucho más profundo y así
lo demostraba la serpiente de Escorpio que llevaban en la frente: el uraeus.
El sol se representa a menudo con sus rayos formando una melena enmarañada.
Con respecto a la importancia masónica de Leo, Robert Hewitt Brown, del grado 32,
ha escrito lo siguiente: «El 21 de junio, cuando el sol llega al solsticio de verano, la
constelación de Leo —que está 30° adelantada con respecto al sol— parece llevar la
delantera y contribuir, con su poderosa garra, a levantar el sol hasta lo más alto del
arco zodiacal. […] Aquella relación visible entre la constelación de Leo y el regreso
del sol a su puesto de poder y de gloria, en lo más alto del arco real del cielo, era la
razón fundamental por la cual aquella constelación era tan estimada y venerada por los
antiguos. Los astrólogos distinguían a Leo como la única casa del sol y enseñaban
que el mundo había sido creado cuando el sol estaba en ese signo. “El león era
adorado en Oriente y en Occidente, por los egipcios y los mexicanos. El principal
druida de Gran Bretaña se representaba como un león”». [46] Cuando se establezca del
todo la era de Acuario, el sol estará en Leo, como se observa en la explicación que ya
se ha dado en este capítulo acerca de la distinción entre la astrología geocéntrica y la
heliocéntrica. Entonces, sin duda, las religiones secretas del mundo volverán a hablar
del paso a la iniciación mediante la garra del león. (Lázaro resucitará).
La antigüedad del Zodiaco es objeto de controversia. Sostener que se originó
apenas unos pocos miles de años antes de la era cristiana es un error colosal por parte
de aquellos que han tratado de reunir información con respecto a su origen.
Necesariamente ha de ser lo bastante antiguo como para poder retroceder hasta aquel
período en el cual sus signos y sus símbolos coincidían exactamente con las
posiciones de las constelaciones, cuyas diversas criaturas en sus funciones naturales
ejemplificaban los rasgos más destacados de la actividad solar durante cada uno de los
doce meses. Al cabo de muchos años de estudios profundos sobre el tema, un autor
pensó que el concepto humano del Zodiaco tenía, como mínimo, cinco millones de
años de antigüedad. Con toda probabilidad, esta es una de las numerosas razones por
las cuales el mundo actual está en deuda con la civilización de la Atlántida o la de
Lemuria. Alrededor de diez mil años antes de la era cristiana, hubo un período de
muchos años en los que se suprimió el conocimiento de todo tipo, se destruyeron
tablillas, se derribaron monumentos y todo vestigio del material disponible acerca de
las civilizaciones anteriores se borró por completo. Tan solo se conservan unos
cuantos cuchillos de cobre, algunas puntas de flecha y unas tallas toscas en las paredes
de las cuevas como testigos mudos de las civilizaciones que precedieron aquella etapa