Page 216 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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XI
LA TABLA ISÍACA
En un manuscrito de Thomas Taylor aparece el siguiente párrafo notable:
Platón fue iniciado en los «misterios mayores» a los cuarenta y nueve años. La
iniciación tuvo lugar en una de las salas subterráneas de la Gran Pirámide de
Egipto. La Tabla Isíaca formaba el altar y ante ella se presentó el divino Platón
y recibió lo que siempre había sido suyo, pero que la ceremonia de los
Misterios encendió y sacó de su estado latente. Con aquel ascenso, al cabo de
tres días en la Gran Sala, lo recibió el Hierofante de la Pirámide —solo veían al
hierofante aquellos que habían superado los tres días, los tres grados, las tres
dimensiones— y le fueron transmitidas verbalmente las máximas enseñanzas
esotéricas, cada una acompañada por el símbolo correspondiente. Después de
permanecer tres meses más en las salas de la pirámide, el Platón iniciado fue
enviado al mundo a cumplir la labor de la Gran Orden, como habían hecho
antes que él Pitágoras y Orfeo.
Antes de que Roma fuera saqueada en 1527, no existe ningún registro histórico de
la Mensa Isiaca (la Tabla de Isis). En aquella época, la tabla estaba en poder de cierto
cerrajero o herrero, que la vendió por un precio exorbitante al cardenal Bembo, un
famoso anticuario, historiógrafo de la República de Venecia y, posteriormente,
bibliotecario de San Marcos. Después de su muerte, acaecida en 1547, adquirió la
Tabla Isíaca la Casa de Mantua, en cuyo museo permaneció hasta 1630, cuando las
tropas de Fernando II capturaron la ciudad de Mantua. Varios de los primeros
escritores sobre el tema han supuesto que la tabla fue destruida por los soldados
ignorantes por la plata que contenía. Sin embargo, dicha suposición era errónea. La