Page 219 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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descendientes directos de los jeroglíficos del Tarot. Estas veintidós cartas
corresponden a las letras del hebreo y de otros alfabetos sagrados, que se
clasifican naturalmente en tres clases: tres madres, siete dobles y doce letras
simples. También se consideran tres grupos de siete y una carta suelta, un
sistema de iniciación y un no iniciado». (Véase The Isiac Tablet de Westcott).
«El erudito jesuita —escribe Lévi— descubrió que contenía la clave jeroglífica de los
alfabetos sagrados, pero no consiguió encontrarle una explicación. Está dividida en
tres compartimientos iguales; en el superior están las doce casas del cielo y en el
inferior, las distribuciones del trabajo correspondientes [los períodos de trabajo] a lo
largo del año, mientras que en el medio hay veintiún signos sagrados que
corresponden a las letras del alfabeto. En el medio de todo hay una figura sentada de
la IYNX pantomórfica, el emblema del ser universal, que, como tal, corresponde a la
yod hebrea, o a aquella letra única a partir de la cual se forman todas las demás. En
torno a la IYNX está la tríada ofita, que responde a las tres letras madre del alfabeto
egipcio y el hebreo. A la derecha están la tríada ibimórfica y la de Serapis y a la
izquierda, la de Neftis y la de Hécate, que representan lo activo y lo pasivo, lo fijo y lo
volátil, el fuego fructificador y el agua generadora. Cada par de tríadas en conjunción
con el centro produce un septenario y en el centro hay un septenario. Los tres
septenarios dan el número absoluto de los tres mundos, así como el número completo
de las letras primitivas, a las cuales se añade un signo complementario, como el cero a
los nueve dígitos».
La pista de Lévi se puede interpretar como que las veintiuna figuras de la parte
central de la tabla representan los veintiún arcanos mayores de las cartas del Tarot. De
ser así, ¿no será la cana cero, causante de tanta controversia, la corona indescriptible
de la Mente Suprema, la corona representada por la tríada oculta en la parte superior
del trono que hay en el centro de la tabla? ¿No se podrá representar la primera
emanación de aquella Mente Suprema como un malabarista o un mago, con los
símbolos de los cuatro mundos inferiores distribuidos sobre una mesa delante de él: la
vara, la espada, la copa y la moneda? Si lo consideramos así, la carta cero no encaja
en ningún sitio entre las otras, sino que es, en realidad, el cuarto punto dimensional
del cual todos proceden y que, por consiguiente, se descompone en las veintiuna
cartas (letras) que, una vez reunidas, producen el cero. El cero que aparece en esta
carta confirmaría esta interpretación, porque el cero o el círculo es el síinbolo de la