Page 270 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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se guarde sus consejos y no brinde sabiduría ni conocimientos (su mano derecha) a
los que son incapaces de apreciarlos. En este caso, la mano representa la Verdad, que
levanta a quienes han caído por ignorancia, pero, como muchos de los impenitentes
no desean la sabiduría, cortarán la mano que se les tiende con generosidad. El tiempo
es lo único que puede redimir a las masas ignorantes.
X. Cuando te levantes de la cama, estira las sábanas para borrar las huellas de tu
cuerpo. Pitágoras instruía a sus discípulos que habían pasado del sueño de la
ignorancia al despertar de la inteligencia para que suprimieran todos los recuerdos de
su anterior oscuridad espiritual, porque un hombre sabio, al pasar, no deja tras de sí
ninguna forma que alguien menos inteligente, al verla, vaya a usar como molde para
fabricar ídolos.
Los fragmentos pitagóricos más famosos son los Versos áureos, que se atribuyen al
propio Pitágoras, aunque caben dudas acerca de su autoría. Los Versos áureos
contienen un breve resumen de todo el sistema filosófico que constituye la base de las
doctrinas educativas de Crotona, o, como se conoce habitualmente, la escuela itálica.
Estos versos comienzan aconsejando al lector que ame a Dios, que venere a los
grandes héroes y que respete a los demonios y los habitantes elementales A
continuación, insta al hombre a pensar detenidamente y con diligencia sobre su vida
diaria y a preferir los tesoros de la mente y el alma, en lugar de acumular bienes
terrenales. Los versos también prometen al hombre que, si supera su naturaleza
material inferior y cultiva el auto-control, llegará a ser aceptable a la vista de los
dioses, se reunirá con ellos y será partícipe de su inmortalidad. [60]
La astronomía pitagórica
Según Pitágoras, la posición de cada cuerpo en el universo dependía de su dignidad
esencial. En aquella época, la creencia popular era que la tierra ocupaba el centro del
sistema solar, que los planetas —incluidos el sol y la luna— se movían alrededor de la
tierra y que esta era plana y cuadrada. Contrariamente a esta creencia y sin tener en
cuenta las críticas, Pitágoras declaró que el elemento más importante era el fuego, que
lo más importante de cada cuerpo era el centro y que, del mismo modo que en medio
de todo hogar estaba el fuego de Vesta, en el medio del universo había una esfera
llameante con un resplandor celestial. Llamó a aquel globo central la torre de Júpiter,