Page 317 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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Hiram hace falta estar familiarizado tanto con el sistema pitagórico como con el
cabalístico de números y letras y también con los ciclos filosóficos y astronómicos de
los egipcios, los caldeos y los brahmanes. Tengamos en cuenta, por ejemplo, el
número 33. El primer templo de Salomón conservó durante treinta y tres años su
esplendor inmaculado, pero, al cabo de ese período, fue saqueado por Shishak, rey de
Egipto, y finalmente (en el 588 a. de C.) fue destruido por completo por
Nabucodonosor y el pueblo de Israel fue llevado cautivo a Babilonia. [64] También el
rey David gobernó durante treinta y tres años en Jerusalén; la orden masónica se
divide en treinta y tres grados simbólicos; hay treinta y tres segmentos en la columna
vertebral del hombre, y Jesús tenía treinta y tres años cuando fue crucificado.
Los intentos por averiguar el origen de la leyenda hirámica demuestran que, si
bien en su forma actual es relativamente moderna, sus principios fundamentales
proceden de la más remota Antigüedad. En general, los estudiosos masónicos actuales
reconocen que la historia del martirio de Hiram se basa en los ritos egipcios de Osiris,
cuya muerte y resurrección representaban de forma metafórica la muerte espiritual del
hombre y su regeneración a través de la iniciación en los Misterios. Hiram también se
identifica con Hermes mediante la inscripción en la Tabla Esmeralda. A partir de estas
asociaciones, resulta evidente que hay que considerar a Hiram un prototipo de la
humanidad; en realidad es la idea platónica (arquetipo) del hombre. Así como,
después de la caída, Adán simboliza la idea de la degeneración humana, a través de su
resurrección Hiram simboliza la idea de la regeneración humana.
El 19 de marzo de 1314, Jacques de Molay, el último Gran Maestro de los
Caballeros Templarios, fue quemado en una pira erigida en el mismo punto de la isla
del Sena, en París, en el que posteriormente se erigió la estatua del rey Enrique IV. [65]
«Según algunas versiones de su muerte en la hoguera —escribe Jennings—, antes de
expirar, Molay convocó a Clemente, el Papa que había proclamado la bula que abolió
la Orden y había condenado al Gran Maestro a las llamas, para que compareciera,
dentro de un plazo de cuarenta días, ante el Juez Supremo y Eterno y a Felipe [el rey]
ante el mismo tribunal imponente en el plazo de un año. Las dos profecías se
cumplieron». Debido a la estrecha relación entre la masonería y los Caballeros
Templarios originales, la historia de Hiram se relacionó con el martirio de Jacques de
Molay. Según esta interpretación, los tres rufianes que asesinaron cruelmente a su
maestro a las puertas del templo porque se negó a revelarles los secretos de su orden
representan al Papa, el rey y los verdugos. De Molay murió defendiendo su inocencia
y negándose a revelar los arcanos filosóficos y mágicos de los Templarios.