Page 319 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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superstición y el miedo, que mantienen el alma humana cautiva de la parte más baja

  de  su  propia  constitución.  Los  enemigos  consumados  de  la  democracia  universal
  siempre han sido la corona, la tiara y la antorcha. Por eso, Hiram simboliza el estado

  ideal de emancipación espiritual, intelectual y física que siempre se ha sacrificado en

  el  altar  del  egoísmo  humano.  Hiram  es  el  Embellecedor  de  la  Casa  Eterna.  No

  obstante, el utilitarismo moderno sacrifica lo bello en aras de lo práctico y a renglón
  seguido proclama la evidente mentira de que el egoísmo, el odio y la discordia son

  prácticos.

       El  doctor  Orville  Ward  Owen  encontró  una  parte  considerable  de  los  primeros

  treinta  y  dos  grados  del  ritual  masónico  oculta  en  el  texto  del  Primer  Folio  de
  Shakespeare.  También  se  pueden  ver  emblemas  masónicos  en  las  portadas  de  casi

  todos los libros publicados por Bacon. Sir Francis Bacon se consideraba a sí mismo

  un sacrificio vivo en el altar de la necesidad humana; es evidente que fue segado en
  mitad de su trabajo y cualquiera que analice su Nueva Atlántida reconocerá en ella el

  simbolismo masónico. Según las observaciones de Joseph Fort Newton, el templo de

  Salomón descrito por Bacon en aquella novela utópica no era en realidad un edificio,
  sino el nombre de un estado ideal. ¿Acaso no es cierto que el templo de la masonería

  también es emblemático de una condición de la sociedad? Puesto que, como ya hemos

  dicho, los principios de la leyenda de Hiram tienen muchísima antigüedad, podría ser

  que su forma actual se basara en incidentes de la vida de lord Bacon, que pasó por la
  muerte filosófica y «resucitó» en Alemania.

       Según  un  viejo  manuscrito,  la  Orden  Masónica  fue  formada  por  alquimistas  y

  filósofos  herméticos  que  se  habían  unido  para  proteger  sus  secretos  contra  los

  métodos infames utilizados por personas codiciosas para arrancarles el secreto de la
  fabricación  del  oro.  El  hecho  de  que  la  leyenda  hirámica  contenga  una  fórmula

  alquímica  aporta  veracidad  a  esta  historia.  Por  consiguiente,  la  construcción  del

  Templo de Salomón representa la consumación de la magnum opus, que no se puede
  llevar a cabo sin la colaboración de Hiram, el representante universal. Los Misterios

  masónicos enseñan al iniciado a preparar en su propia alma un poder de proyección

  milagroso  que  le  permita  convertir  la  masa  vil  de  la  ignorancia,  la  perversión  y  la

  discordia humanas en un lingote de oro espiritual y filosófico.
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