Page 321 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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sagrado que pasa por el sexto ventrículo de la columna vertebral. La ciencia exacta de

  la regeneración humana es la clave perdida de la masonería, porque cuando el fuego
  sagrado  se  eleva  y  atraviesa  los  treinta  y  tres  grados  o  segmentos  de  la  columna

  vertebral y entra en la cámara abovedada del cráneo humano, entra finalmente en el

  cuerpo  pituitario  (Isis),  donde  invoca  a  Ra  (la  glándula  pineal)  y  exige  el  nombre

  sagrado. La masonería operativa, en el sentido más amplio del término, significa el
  proceso por medio del cual se abre el ojo de Horus. E. A. Wallis Budge destaca que,

  en algunos de los papiros que ilustran la entrada de las almas de los difuntos en la sala

  del juicio de Osiris, el difunto lleva una piña en la coronilla. Los misterios griegos

  también  llevaban  una  vara  simbólica,  cuyo  extremo  superior  tenía  forma  de  piña,
  llamada  el  «tirso  de  Baco».  En  el  cerebro  humano  hay  una  glándula  minúscula,

  llamada cuerpo o glándula pineal, que es el ojo sagrado de los antiguos y corresponde

  al  tercer  ojo  de  los  Cíclopes.  Poco  se  sabe  sobre  la  función  de  este  órgano,  que
  Descartes sugirió (con más sabiduría que conocimiento) que podía ser la morada del

  espíritu  del  hombre.  Como  su  nombre  indica,  la  glándula  pineal  es  la  piña  sagrada

  humana,  el  ojo  único,  que  no  se  puede  abrir  hasta  que  Hiram  (el  fuego  sagrado)
  «resucita» y atraviesa los sellos sagrados, que en Asia reciben el nombre de «las siete

  iglesias».

       Hay una pintura oriental en la que aparecen tres soles. Uno cubre la cabeza, en

  medio  de  la  cual  está  sentado  Brahma,  que  tiene  cuatro  cabezas  y  el  cuerpo  de  un
  color oscuro misterioso. El segundo, que cubre el corazón, el plexo solar y la parte

  superior  del  abdomen,  muestra  a  Vishnu  sentado  en  flor  de  loto  sobre  un  lecho

  formado  por  las  espirales  de  la  serpiente  del  movimiento  cósmico,  cuya  cabeza  de

  siete  capuchas  forma  un  dosel  por  encima  del  dios.  El  tercer  sol  está  encima  del
  aparato  reproductor,  en  medio  del  cual  está  Shiva,  con  el  cuerpo  de  color  blanco

  grisáceo, y con el río Ganges que le fluye de la coronilla. La pintura fue obra de un

  místico  hindú  que  dedicó  muchos  años  a  ocultar  grandes  principios  filosóficos  en
  aquellas figuras. Las leyendas cristianas también podrían relacionarse con el cuerpo

  humano según el mismo método que las orientales, porque los significados arcanos

  ocultos en las enseñanzas de las dos escuelas son idénticos.

       Aplicados a la masonería, los tres soles representan las puertas del templo en las
  que Hiram fue atacado; no hay puerta al Norte, porque el sol nunca brilla desde el

  ángulo septentrional del cielo. El Norte es el símbolo de lo físico, por su relación con

  el hielo (el agua cristalizada) y con el cuerpo (el espíritu cristalizado). En el hombre, la

  luz brilla hacia el norte, pero nunca desde allí, porque el cuerpo carece de luz propia,
  pero su brillo refleja el esplendor de las partículas vitales divinas que están ocultas
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